¿Su dieta lo deja con una sensación de vacío y no sabe por qué? Aquí, cinco posibles causas que pueden ayudar a encontrar soluciones.
Está a dieta pero el hambre no para, ya aumentastó el consumo de fibras, elevó las proteínas, toma mucha agua y usa alguna que otra clásica estrategia para combatir el hambre, pero ¿qué hacer si todo esto falla?
El nutricionista y entrenador personal de Nutratech (www.nutratech.cl), Ítalo Grottini, señala que hay que tener cuidado: su estilo de vida y hábitos pueden determinar si alguna de estas cinco razones pueden estar afectándote.
Además, se deben tener precauciones especiales en invierno, cuando el clima frío y el sedentarismo, se apoderan de la gente y las hace caer en tentaciones ultra calóricas, que producen un alza de peso irreversible.
Pocas horas de sueño
No es ningún secreto que la privación de sueño puede mermar su rendimiento en los entrenamientos y hacer que su recuperación sea bastante mala. Pero también influye en cómo se enfrentará a la dieta.
Un estudio en ‘Journal of Sleep Research’ determinó que una sola noche de privación de sueño en los sujetos de estudio, inmediatamente aumentó sus niveles de hambre y mostró un drástico aumento de la hormona Grelina.
Estas investigaciones sugieren una relación simple: cuanto menos duermes, más pones en riesgo tener un apetito incontrolable. Probablemente no necesite un estudio para saber si se siente cansado y de mal humor por no dormir, lo que hace más difícil mantener una actitud positiva en tu dieta.
¡Tantas cosas ricas!
Hablando de controlar la tentación, una creciente línea de investigación sugiere que la exposición a alimentos deliciosos aumenta el antojo o ansiedad por ellos ¿sorprendidos?
La comida que ve en fotos, en televisión, en internet, en los comerciales o en el escritorio de su compañero de trabajo pueden crear una sensación de hambre en usted. Por lo que si entras a una habitación llena de deliciosa comida, no se sorprenda si su estómago actúa como si no comiera en años.
Hay que aprender a controlarlo. Pero no es fácil escapar de ese tipo de hambre, si todos esos estímulos deliciosos ya le están haciendo pasar un mal rato o simplemente muere de hambre, probablemente es una buena idea probar un poco y calmar la ansiedad.
Esto se acrecienta en invierno, cuando las tentaciones altamente calóricas están a la orden del día, y cuando siente que necesita consumir estos alimentos, para enfrentar el frio.
Es así como, por ejemplo, las sopaipillas, son su peor enemigo. Un estudio reciente determinó que las personas que han luchado por controlar su peso en el pasado, son más susceptibles a las tentaciones provocadas por la exposición a los alimentos, si esto le hace sentido, ponga todas sus fuerzas en controlar estas tentaciones.
Mucho cárdio de baja intensidad
Es bien sabido y estudiado el efecto que tiene el ejercicio cardiovascular en el control y supresión de la sensación de hambre, ésta puede ser mucho mejor controlada por sesiones de cardio moderado, que con una nota de ¡no lo comas! pegado en el refrigerador. Pero cuidado: muchas horas o cardio intenso pueden elevar su hambre al cielo.
Entonces, ¿cómo hacerlo? Siempre dependerá de qué clase de entrenamiento lleve y, por su puesto, su organismo, pero hay ciertos datos que debe conocer para tomar una decisión. Un estudio a un grupo de ciclistas alemanes descubrió que su producción de la hormona Grelina (que estimula el apetito), aumentaba significativamente luego de sesiones de ejercicio de 120 minutos a moderada intensidad, pero no así cuando las sesiones eran de alta intensidad pero corta duración.
Otras investigaciones han concluido que los entrenamientos de alta intensidad no estimulan de gran manera el apetito, por lo que si se siente muy hambriento y tiene una rutina de cardio moderada, es hora de aumentar la intensidad de su entrenamiento.
Otro dato a considerar es que no todo el cardio es igual cuando hablamos de controlar el apetito.
La natación por ejemplo, tiene tendencia a estimularlo hasta horas después del ejercicio, por lo que si va a nadar y luego a la cafetería a comer de todo, considera un entrenamiento cruzado como rutina.
La hora del día
Todos hemos sido condicionados para tener hambre en las horas “típicas” de comida: en la mañana luego de despertar, al mediodía y en la tarde / noche, por lo que si está llevando un plan de alimentación de alta frecuencia (cada un par de horas, por ejemplo), no se sorprenda de esa sensación de hambre a las horas típicas de comida, aún cuando ya haya hechos las suyas.
Ahora, hay un punto en que todo se pone más difícil: cuando los demás alrededor suyo están comiendo, ya que el hambre también puede ser “social”.
Si echa demasiado de menos esas grandes tres comidas diarias y eso hace que esté renunciando a su plan, conviene ser un poco flexible y mover ciertos horarios para recordar esas viejas horas de comida. Su cuerpo se acostumbrará a la nueva rutina alimentaria, no tenga duda de eso, pero hasta que lo logre debe enfocarse para no sucumbir ante todos esos antojos.
Beber tu comida
Las dietas altas en proteínas y bajas en carbohidratos, han demostrado por largo tiempo su eficaz ayuda al control del apetito, pero principalmente en provocar una sensación de saciedad después de las comidas. Pero cuando se trata de suprimir el hambre, como ingieres la proteína es muy importante.
Si usa más su juguera que el cuchillo y tenedor, tenga ojo porque estudios recientes de la Nutrim School of Nutrition establecen que el consumo de proteínas sólidas, hace más eficiente la supresión del apetito que las líquidas, aún cuando sean similares.
En el estudio los sujetos recibieron los mismos beneficios nutricionales, tanto de los batidos, como de comer pechugas de pollo, pero la diferencia estuvo en que luego de tomar el batido, ellos seguían sintiendo hambre.
Luego de todos estos datos, debes saber que los suplementos pueden ayudar a alcanzar tus metas de acondicionamiento físico, no te olvides que están complementando tu comida y hábitos alimenticios.