El consumo moderado de alcohol es un complemento de la comida, buenos momentos y hasta beneficioso para la salud. Sin embargo, el exceso puede desembocar en varios tipos de cánceres y desórdenes psicológicos.

 

Lograr detectar si realmente se padece de un problema en el consumo excesivo no es tan sencillo pues, factores psicológicos influyen en la negación de las personas para afrontar si son o no alcohólicos.

 

Aquí unas claves para detectar si hay que buscar ayuda:

 

Grandes cantidades: Las bebidas alcohólicas son propias de eventos sociales. Compartir entre familiares y amigos en muchos casos trae implícito un brindis. Sin embargo, cuando el par de copas aumenta a niveles muy elevados y se hace común que con cada evento presenta estados de ebriedad, se debe buscar ayuda.

 

El escondite perfecto: Una segunda fase dentro de los amantes del alcohol es acumular reservas y tener siempre a la mano alguna botella, sin importar el momento o la hora del día. Es importante la autoevaluación pues cuando la adicción es real lo importante es cubrir el vicio a costa de la negativa de los seres cercanos.

 

Gastos y más gastos: Los vicios se vuelven prioridad para el paciente. Llega un punto en la vida del alcohólico en el que las deudas se hacen cada vez más grandes y la calidad de vida desmejora ¿Por qué sucede esto? Porque se destina grandes sumas de dinero a comprar botellas.

 

Adiós familia y amigos: Las personas viciosas por lo general tienden a apartarse de sus afectos, las críticas sobre sus nuevos hábitos son tan fuertes y recurrentes que tiende a apartarse hacia personas que comparten el mismo gusto por la bebida y no cuestionan su proceder

 

Desaparecen pertenencias: Un nivel crítico y ya muy avanzado se puede detectar cuando en el hogar se desaparecen objetos. Se trata de una práctica de hurto para poder adquirir el dinero necesario y mantener el vicio.

Diario Las Américas