La vida es un viaje demasiado corto para que te compliques con personas que no te aportan nada. Trabajar en ganarse el corazón de alguien, sin tener el más mínimo indicio de que el sentimiento es mutuo es botarlo todo a la basura. Valórate y aprende que no todo es como queremos, y que en muchas ocasiones vamos a recibir un NO como respuesta.

 

 

No controles todo lo que pasa en tu vida, deja que todo fluya y que las cosas tomen el curso normal que deben tomar. No te adelantes a los acontecimientos, ni tomes decisiones definitivas basada en sentimientos temporales. Si tienes una pelea contigo misma por cualquier motivo, relájate y con cabeza fría actúa.

 

 

Procura manejar tus triunfos con prudencia y sin herir a los demás. De nada te sirve vanagloriarte para creerte superior ante las personas que giran a tu alrededor, si crees que con eso te acercas más y eres agradable, lo único que estás consiguiendo es que te cojan fastidio.

 

 

Deja de vivir la vida de los demás. Es importante que te focalices en tus cosas, que trabajes por conseguir tus sueños pero sobretodo que no compares tu vida con la de los demás. Nadie experimenta los mismos procesos, ni los mismos cambios, estos comportamientos solo te llenan de mala energía, y te estancan en tus propios actos.

 

 

El pasado ya pasó, así que aprende a vivir el presente sin apresurarte por el futuro. Todo lo que pasa en la vida es por algo y todo es una enseñanza que va ligada a hacernos más fuertes, más conscientes y nos destruye en menor medida, así que no te lamentes por lo que dejaste de hacer, acéptalo y continúa.

Cromos/ El Espectador