Los expertos aseguran que la manera de enfrentar este problema, que afecta al 100% de los adultos de entre 65 y 74 años, es la prevención.
Está comprobado que la salud bucal influye en la calidad de vida, por eso, la prevención es la clave.
En 2006, el 37% de los chilenos mayores de 15 aseguraron, en la Encuesta Nacional de Calidad de Vida realizada ese año, que su salud bucal los afecta siempre o casi siempre.
La mala noticia es que a pesar de las mejoras en los programas públicos asociados al tratamiento de patologías orales, continúa habiendo una alta prevalencia de caries y de enfermedades asociadas a una mala higiene en el país latinoamericano y, de seguro, en casi toda la región.
Los expertos aseguran que este problema afecta al 100% de los adultos de entre 65 y 74 años, mientras que el 70% de los niños chilenos de seis años ha tenido caries. A los 44 años, esa cifra sube a 98%.
A la gravedad de estos antecedentes se le suma el componente socioeconómico, ya que la población más rica tiene índices de salud bucal comparables a países desarrollados, mientras que los que habitan en áreas rurales tienen la peor del territorio.
“Si desde niño se mantuvo una deficiente higiene bucal las probabilidades de sufrir enfermedades cuando adolescente y adulto son mayores, ya que los hábitos orales o de vida saludable son difícil de modificar en la edad adulta”, explica Josefina García, directora clínica del programa para colegios de Educación y Prevención Bucal organizado por la marca sueca Tepe y la Clínica Turó, el que a través de juegos se explica a los niños la importancia de la higiene bucal y de la alimentación saludable.
Para la profesional, la clave es la prevención. “Es la forma más inteligente y adecuada de enfrentar el tema, por lo que los padres deben asumir la responsabilidad de educar a sus hijos en tener una correcta higiene bucal. Es tanto o más importante que hacer deporte o estudiar. Es parte de los hábitos que los niños deben recibir para tener una mejor calidad de vida cuando adultos”, enfatiza.
La prevención se puede acotar a cinco sencillos pasos que, si se convierten en algo cotidiano, va a dar los resultados esperados.
1.- Correcta técnica de higiene oral. Sin ésta, cualquier otra acción que se lleve a cabo no tendrá efecto alguno. Primero cepillarse las caras visible de los diente con un cepillo dental extra suave, ya que estos no dañan el esmalte dental ni las encías.
Esta acción debe ir acompañada un pasta dental fluorada y repetirse al menos 3 veces al día. Y dos veces durante la jornada. Para esto se recomienda complementar con un cepillo interdental y seda dental.
“Dado que los dientes tienen 5 caras y que el cepillo sólo alcanza a limpiar el 60% de la superficie, la única manera de hacerlo entre medio es utilizando estos implementos”, asegura la profesional.
2.- Se deben respetar los horarios de las comidas evitando la ingesta de alimento entre estos períodos de tiempo.
3.- Evitar ingesta excesiva de azúcar y alimentos ácidos, ya que desmineralizan y erosionan el esmalte dental.
4.- Beber agua constantemente. Este hábito, además de hidratar, neutraliza el PH de la saliva evitando el mal olor. Además realiza un efecto barredor ayudando a la remoción de la placa bacteriana.
5.- Dos veces al año ir a un control dental, así se mantiene a raya el riesgo de caries o de desarrollar una enfermedad bucal.