El país cuenta con una gran diversidad climática, por lo que tiene lugares fantásticos para caminar.
Uno puede caminar de muchas formas. Puede ir muy rápido, viviendo el vértigo, maravillado con las cosas que observa al paso, con el viento golpeándole el rostro o moviéndole el cabello. Puede bajar el ritmo para percibir los olores a su alrededor, oír los susurros, ver los detalles. Puede, finalmente, detenerse y sentir la quietud de todo cuanto lo rodea.
Más allá de que es un ejercicio beneficioso para la salud física, caminar le traerá otras cosas, como paz, alegría, la solución de un problema, o una buena idea. Recuerde que alguna vez Nietzsche dijo que todos los grandes pensamientos son concebidos mientras se camina.
Ecuador, con una gran diversidad climática, tiene lugares fantásticos para caminar. A continuación, una lista con cinco de ellos:
- Parque Nacional Cajas
Con más de 230 lagunas, montañas rocosas y un hermoso páramo por recorrer, el Parque Nacional Cajas es uno de los mejores lugares para hacer senderismo en Ecuador.
Hay 8 senderos y 11 rutas señaladas para caminar en una amplitud verde olivo acompañado del sonido del viento y de los pequeños riachuelos que se forman en las montañas y van hacia las lagunas.
Uno de los senderos más fáciles dura 45 minutos y se realiza alrededor de la laguna Llaviucu. También está la caminata en la laguna Toreadora, con una duración de dos horas. De esa misma laguna parten otras rutas más largas, que además se pueden hacer en combinaciones, siempre con la asesoría de los guías del lugar.
Si se parte a caminar temprano puede realizar una ruta y dormir en el refugio de la laguna (cuesta US$2 para ecuatorianos y US$4 extranjeros). Si prefiere salir más tarde, puede hacer una ruta corta, o una larga con una noche de camping en la reserva.
La ruta realizada por un equipo de El Universo fue la combinación de la 6 (moderada) y la 7 (alta), con camping. En total, fueron 8 horas, 4 cada día. Lo mejor es llevar un ritmo pausado; hay algunas cuestas, pero en general, no son rutas difíciles, aunque sí largas.
Al llegar al cruce de rutas, luego de recorrer la mitad de la 6, continuaron hacia el este por la ruta 7, por un tramo de la ruta del Inca en donde hay restos arquitectónicos preincaicos de lugares de descanso. Junto a estos está el área de camping, en un terreno bajo, junto a un río, en donde pasaron la noche. Al otro día recorrieron el bosque nublado de Cuenca, pasaron por la gran laguna Taitachungo, hasta llegar a Llaviucu. De allí se puede avanzar a la carretera y volver en bus a Cuenca o al inicio de su trayecto.
Otras sectores visitados son Tres Cruces, donde se puede ver la unión de varias regiones del país; la laguna de Luspa y cumbre del cerro San Luis.
Lo mejor: Las montañas reflejadas en los lagos, ver el Cajas desde lo alto de una elevación y la flora y fauna que se observa en el camino orquídeas, árboles de papel, musgos, entre otras especies. Si tiene suerte, puede ver venados, llamas, tapires andinos, tucanes, colibríes y quizás un cóndor.
Lo complicado: La altura, que a veces sobrepasa los 4.000 metros, y el frío. La temperatura es variable, pero en invierno es de unos 15 grados centígrados en el día y puede bajar hasta -2 grados centígrados; en verano, baja hasta 5 grados por las noches.
Área total: 28.544 hectáreas.
Distancia desde Guayaquil: 3 horas, aproximadamente.
- Quilotoa
Todas las gamas de azul que existen en la naturaleza se pueden ver mientras caminas alrededor de la laguna del Quilotoa, dependiendo del momento que mires hacia esta formación ubicada en el cráter del volcán del mismo nombre, en la provincia de Cotopaxi.
Los minerales del agua hacen que esta sea color azul verdoso, cuando el sol brilla en los Andes ecuatorianos. Si uno se fija bien, en el agua se pueden ver estelas, formadas por los manantiales internos en la laguna, que tiene unos 250 metros de profundidad.
Para llegar a la laguna hay que pagar US$2 que benefician a la comunidad Lago Verde, encargada del manejo turístico del lugar. Con una aplicación metereológica, es posible preveer qué día estará despejado. Es necesario salir a caminar entre las 7 y las 8 de la mañana para aprovechar el momento de mayor claridad. Continuando la ruta hacia la derecha llegamos al mirador de la comunidad Shalala, hecho de acero, madera y vidrio, un lugar perfecto para meditar.
La ruta continúa con una gran bajada y luego en el sendero junto a la empinada cresta del cráter, que nos lleva al punto más alto del volcán, a 3.930 metros.
Se camina rodeando la laguna, y casi siempre que la ruta va hacia las zonas más altas, hay un camino alterno de menos dificultad rodeando ese tramo.
Durante las cinco horas que dura el trayecto se puede sentir mucho calor, que es cuando la laguna muestra su color más hermoso; luego sentir un intenso frío, cuando las nubes tapan todo el sitio, y el color del agua se torna azul grisácea. Así, el paisaje va cambiando todo el tiempo, siempre rodeándonos de pequeñas plantas, flores y frutos silvestres, aves, mariposas y animales de pastoreo que acompañan a los habitantes locales en sus faenas diarias. En la mitad del camino, al otro lado del cráter, no se sorprenda al encontrarse con algún vendedor de bebidas a casi 4.000 metros de altura, entre la espesa neblina.
En esa zona hay caminos que van hacia la playa de la laguna, que no están demarcados, pero son muy visitados por la gente local, que camina entre las rocas de la orilla y se baña en esas heladas aguas.
A partir de allí, la ruta sigue rodeando la laguna por la parte superior del cráter para volver al punto de partida (se llega en unas dos horas) atravesando un sector en el que es posible ver las diferentes capas geológicas de la montaña. Hay otra ruta alterna, hacia abajo, que va hacia la playa principal de la laguna (una hora, aproximadamente), al sector donde alquilan los kayacs y hay un pequeño lugar para acampar. Si elige esta, recuerde que para subir desde allí a la entrada de las rutas le tomará mínimo una hora más, cuesta arriba.
Lo mejor: Observar la laguna durante todo el camino. Su color es tan hermoso que uno no se cansa de hacerlo.
Lo complicado: Si no sale temprano, seguramente habrá neblina y no podrá disfrutar de una buena vista de la laguna. Si llega tarde y no tiene otra opción haga el camino en dirección contraria, para llegar más temprano al sector de la neblina.
Área total: 3.900 metros de altura; cráter de 3 km de diámetro.
Desde Guayaquil: En auto, entre 6 y 7 horas aproximadamente a Cotopaxi, luego hay que tomar la ruta Zumbahua-Quilotoa.
- Parque Nacional Yasuní
Esta es una caminata extrema. No por la altura que alcanza el terreno, que es casi siempre plano y no supera los 300 metros, ni por lo largo del trayecto, que es de dos horas, sino por el calor y la humedad que hay que soportar en el Oriente Ecuatoriano.
El lugar escogido fue a orillas del río Shiripuno, que forma parte de la cuenca hidrográfica de Orellana. Para llegar allí hay que contratar guías, entre estos un guía huaorani, por requerimientos del parque. El traslado se hace desde Coca hacia el sur, durante dos horas, para tomar una lancha y navegar en el río. Depende del caudal y de la velocidad de la lancha, se puede llegar en un día o dos al lugar llamado Mirador, que es una de las zonas más altas y desde donde se puede observar el parque, sobre todo del lado de Pastaza.
Los primeros pasos en la selva son difíciles, por el miedo a encontrar algún animal desconocido, por ello siempre hay que estar acompañado de alguien que conozca el lugar y perciba los sonidos mejor que nosotros. Observar aves y otros animales va un poco de la mano de la suerte. Pero normalmente se ven monos, tucanes, martines pescadores, saínos, ranas, mariposas e incontables insectos. En la selva hay movimiento donde se mire. Los sonidos no paran jamás, así que respire, relájese y disfrute.
Lleve ropa muy cómoda porque la humedad lo hará sudar muchísimo. Pero la sensación vale la pena. No todo el mundo puede caminar en uno de los lugares más megadiversos del planeta. Hay libertad, descubrimiento, se siente uno más vivo.
Lo mejor: la cantidad de especies que se puede apreciar. En otras de las caminatas que puede hacer verá el árbol con más diámetro de todo el país, un ceibo de la selva; además se puede llegar a un pequeño lago donde viven nutrias y aves locales. Hay caminantas de hasta 9 horas.
Lo más complicado: Llegar al lugar, al que se accede de forma más fácil en lancha. Recuerde siempre ir con un guía, ya que ellos saben cuáles son los sectores seguros para caminar.
Área total: 1.022.700 hectáreas
Distancia desde Guayaquil: De Guayaquil a Quito, 8 horas. Desde allí a Coca, 6 horas. De Coca al río Shiripuno, 2 horas.
- Parque Nacional Podocarpus
Hay algo que siempre pasa en el Podocarpus, las gotas de agua formadas por la humedad parecen estar vivas encima de los árboles, o de alguna pequeña planta, a punto de caerse, pero suspendidas de forma magnifíca, brillantes por el reflejo de los rayos de sol. Sobre estas plantas, hay otras creciendo: musgos, helechos, flores. Es la naturaleza mostrando cada capa que la forma.
Disfrutar de los detalles es uno de los placeres de caminar por este parque, situado entre Loja y Zamora Chinchipe. Hay dos entradas, una en la vía Loja-Vilcabamba, llamada refugio de Cajanuma y la otra en Zamora, hacia el refugio Bombuscaro, cercano a las cascadas La Poderosa y La Chismosa.
La opción más cercana desde Guayaquil es entrar por Loja. Desde la entrada hasta el refugio, hay 8 kilómetros que se pueden recorrer en carro, en bicicleta o a pie. Al llegar existen 3 senderos para caminar: Oso de anteojos (400 metros), Bosque Nublado (750 metros) y el Mirador (1.5 kilómetros). También se puede hacer una combinación de todos los senderos, o ir hasta las lagunas del Compadre, en la zona más alta del parque. Esta última es una caminata de 14 km que es preferible hacer con guía y en días muy soleados.
El bosque nublado es tupido, siempre tiene una espesa y húmeda bruma y se puede observar un bosque primario. Hay una desviación hacia el sendero del Oso de anteojos (Se llama así porque antes había muchos osos en la zona). Luego de este sendero hay que subir unos metros hasta llegar al mirador, donde se tiene una verde y magnífica vista del parque y también se puede observar la capital lojana.
Una opción es regresar por el mismo camino y la otra es seguir por la cresta de la montaña hasta el cerro el Tablado y de allí bajar de regreso al refugio. El sendero por la cresta tiene tramos empinados que hay que ir subiendo con la ayuda de las manos, no es recomendable hacerlo si no tiene buen estado físico. En total, se recorren unos 5 kilómetros, en nivel medio.
Si elige ir hacia las lagunas del Compadre puede acampar en la naturaleza; si regresa al refugio, hay tres cabañas en las que puede pasar la noche. El costo por persona es de $ 3.
Lo mejor: La cantidad de aves (en el parque hay más de 500 especies, casi la mitad que existe en Ecuador), plantas y flores que se observan en el bosque húmedo y el área subtropical. Entre estos está el romerillo o podocarpus, que le da el nombre al lugar. Hay caminatas guiadas especializadas en observación de aves.
Lo más difícil: Si llueve, los senderos se llenan de lodo, es necesario llevar botas de montaña o de caucho. Hay muchos mosquitos y el clima cambia constantemente en cortos periodos de tiempo
Área total: 146.280 hectáreas.
Distancia desde Guayaquil: 6 horas, aproximadamente.
- Parque Nacional Cotopaxi
Definitivamente, lo mejor de caminar en el Parque Nacional Cotopaxi es poder observar la cadena de volcanes que existe en nuestro país. Se tiene ángulo de visión del Cotopaxi, Rumiñahui, Sincholagua, los Illinizas, Pasochoa, Corazón y, si está totalmente despejado, del volcán Tungurahua.
Como las rutas hacia el volcán están cerradas por la actividad del mismo, dentro del parque se puede hacer la ruta de la laguna de Limpiopungo, que dura un poco más de una hora y es de nivel fácil. En esa zona el clima varía entre 5 y 20 grados centígrados.
El páramo del lugar es extenso y se puede observar pajonales, plantas de chuquiragua, valeriana y árboles de poca altura. También hay aves como gavilanes, patos, colibríes y lechuzas y algunos reptiles.
Otra de las rutas posibles es subir hacia el volcán Rumiñahui, que es de un nivel medio-alto y dura un promedio de 4 horas, y una muy corta de 15 minutos, que es un poco cerca del Cotopaxi, atrás de un bosque de pinos.
Hay una ruta larga y más complicada llamada trekking del cóndor, que comienza en la reserva Cayambe Coca, entra a la reserva Antisana y llega a la laguna de Limpiopungo. Esta ruta dura 5 días y 4 noches de camping, pero hay variaciones más cortas, de 2 o 3 días.
Lo mejor: la vista de los volcanes y montañas. Ver a los caballos salvajes en el páramo bajo el Cotopaxi.
Lo más difícil: Por la actividad del Cotopaxi no se permite dormir en el refugio que hay en el lugar, ni tomar la ruta que va al volcán; hay que dormir en las hosterías que están en la entrada o salida del parque. Además, la laguna se está secando por la poca cantidad de agua que baja de las montañas y por la presencia de totora en el lugar.
Área total: 32.255 hectáreas.
Desde Guayaquil: En auto, entre 7 y 8 horas, aproximadamente.
Para este y todos los trekkings:
- Llevar ropa térmica e impermeable ya que el clima cambia con facilidad.
- Zapatos de montaña o deportivos con suela ancha, gafas, bloqueador solar, agua potable, repelente para mosquitos y alimentos como frutos secos, barras energéticas o chocolates y un pequeño kit de primeros auxilios. Si hará camping, carpa, linterna, bolsa de dormir y fundas para la basura.
- Gadgets: un GPS o un app con mapas en los que se navegue sin conexión, como Mapsme.