Por Maribel Ramírez Coronel, Periodista en temas de economía y salud para El Economista.
Las enfermedades que requieren atención quirúrgica representan una tercera parte de la carga mundial de enfermedad. Sin embargo, 5 de cada 7 habitantes del planeta -2/3 partes de la población mundial- no tiene atención quirúrgica y anestésica seguras. Ello se traduce en 18 millones de muertes evitables cada año. O sea, el no acceso a la cirugía es causa de muerte.
Aparte, la propia cirugía también puede causar muertes. Un estudio reciente publicado en la revista científica The Lancet estimó que 4.2 millones de personas mueren cada año durante o posterior a una intervención quirúrgica, y más de la mitad de ellas se dan en países de bajos o medianos ingresos.
Las muertes durante o después de la cirugía representan la tercera causa de mortalidad en el mundo, sólo por debajo de enfermedades cardiacas y accidentes cerebrovasculares. La cirugía causa más muertes que tuberculosis, malaria y VIH juntos.
Es evidente que la cirugía tendría que tener mucho mayor atención de parte de los sistemas de salud. Pero no es así.
Las políticas de salud publica primero se concentraron en las enfermedades infecciosas y ahora en las crónico degenerativas; han dejado de lado a la cirugía aunque esté siempre presente. En parte, porque es ubicada como la opción costosa, y no se incluye dentro de las estrategias para mejorar la atención.
Como dijo alguna vez el expresidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim: la cirugía es el hijastro olvidado de la salud global.
Pues bien, en los últimos años han surgido programas vinculados a universidades que voltean a ver esta área de la medicina para en principio contar con información que ayude a ubicar dónde se encuentra y desde dónde es factible mejorar resultados.
Uno relevante es el de la Comisión Lancet de Cirugía Global (CLoGS) liderada por John Meare, de la Escuela de Medicina de Harvard, que publicó el reporte Cirugía Global 2030: evidencia y soluciones para lograr la salud, el bienestar y el desarrollo económico.
A principio de marzo dicha comisión publicó otro reporte enfocado a América Latina. Por parte de México participa en dicha comisión Lancet el médico Antonio Ramos De la Medina, con sede en el Hospital Español de Veracruz, quien nos compartió esta información.
Algo que llama la atención es que en México se cuenta con un gran número de médicos cirujanos incluso por encima de lo recomendado por la Comisión Lancet CLoGS, sin embargo el volumen quirúrgico es significativamente más bajo que el mínimo de 5.000 procedimientos por cada 100.000 habitantes establecido como objetivo para el año 2030.
Esos datos son parte de los 6 indicadores derivados de la Comisión Lancet CloGS para evaluar la fortaleza de un sistema quirúrgico, la capacidad de un país para proveer atención quirúrgica segura y el nivel de protección contra el riesgo financiero. Estos son: Acceso oportuno a cirugía esencial, densidad de especialistas quirúrgicos, volumen quirúrgico, tasa de mortalidad perioperatoria, riesgo de gasto empobrecedor y riesgo de gasto catastrófico por atención quirúrgica.
La información sobre México ha derivado de estudios hechos en hospitales de Veracruz y hay otro esfuerzo de la Universidad de Harvard en Chiapas. El doctor Ramos-De la Medina busca extenderlos a nivel nacional con apoyo de universidades internacionales para hacia adelante ir hacia un plan nacional de cirugía. En este sentido, advierte de la importancia de no dejar de lado o lastimar la parte quirúrgica dentro de las estrategias que se enfocan hacia el primer nivel de atención y rumbo a la cobertura universal y unificación del sistema.