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Cobre, fundamental en la lucha contra los superpatógenos
Miércoles, Febrero 24, 2016 - 12:34

Investigadores descubren mecanismo mediante el cual el metal rojo mata a virus y bacterias e impide mutaciones que los hagan resistentes a los antibióticos.

Cluster Salud. Que el cobre no es amigo de las bacterias lo sabían los egipcios, que usaban vasija de este material para guardar el agua. Y, desde hace dos décadas, se acumula cada vez más evidencia moderna de esta propiedad. Sin embargo, los resultados de una investigación realizada en el Reino Unido, acaban de agregar un nuevo dato. Y nada menor: el mecanismo mediante el cual el cobre puede destruir a la bacteria Staphylococcus aureus, resistente a la meticilina (MRSA), al igual que a sus hermanas no resistentes (MSSA). La primera es una de las pesadillas de todo centro hospitalario, ya que existen cada vez menos antibióticos capaces de contenerla y sus efectos son mortales.

Sólo en Inglaterra, entre el 1º de Abril 2014 y el 31 de Marzo de 2015, hubo más de 800 casos de MRSA y casi 10.000 casos de MSSA, según el servicio de salud pública. Las cifras globales son inmensamente mayores.

En estudios previos, en la misma universidad, ya se había demostrado que la contaminación por aerosol o goteo del MRSA (vía estornudos o derrames líquidos) desparecía rápidamente si caían sobre superficies de cobre. No obstante, a poco andar, los investigadores se dieron cuenta de que la contaminación también ocurre por el contacto de la punta de los dedos, de enfermos y no enfermos, cuya detección es pasada por alto por los sistemas de limpieza.

La Dra. Sarah Warnes, que encabeza el trabajo, asegura que: “Nuestra última investigación muestra que contaminación simulada vía contacto manual de MRSA o MSSA, las células puede permanecer vivas por largos períodos en superficies no antimicrobianas, como el acero inoxidable, pero es destruida más rápidamente que las gotas cuando es sobre cobre o aleación de cobre. La exposición al cobre daña el ADN y la respiración bacteriana, de lo cual resulta una destrucción celular irreversible y la muerte”. El trabajo señala, precisamente, el mecanismo por medio de lo cual ocurre esto: se debe a la acción de iones de cobre y la llamada reactive oxygen species (ROS).

A este último respecto, el profesor Bill Keevil, encargado de la cátedra de Environmental Healthcare y coautor del paper, señala que: “Es importante entender el mecanismo detrás de la eficacia antibacteriana del cobre, porque los microorganismos han desarrollado varios mecanismos para resistir a los desinfectantes y antibióticos. Nuestro trabajo muestra que el cobre golpea varios sitios celulares a la vez, no solamente matando a los patógenos bacterianos y virales, sino también destruyendo con rapidez el material genético de sus ADN, con lo cual no hay chances de que tenga lugar una mutación que pase a otros microbios, un proceso llamado transferencia horizontal de genes. En consecuencia, esto ayuda a prevenir un cruce entre bacterias o virus que dé origen a un siguiente generación de superpatógenos”.

Si bien en los países europeos y en EE.UU. y Canadá el uso de cobre como “superficie de contacto” se encuentra relativamente generalizado en hospitales, colegios, centros deportivos y hubs de transporte urbano, en América Latina este uso es incipiente y no siempre generalizado como debería ser (aunque los costos del cobre son bajos en comparación con otras opciones). Es por ello que, evidencia como la presentada por Warnes y Keevil debería estimular a ministerios de salud, hospitales, clínicas y centros de atención primaria a implementar su uso.