Al parecer, la disposición con la que los alumnos llegarían a estudiar un MBA, haría que la rivalidad que muchas veces aflora en el trabajo, en las salas de clase brille por su ausencia.
Año a año, diversos ejecutivos, directivos y empresarios, se congregan en las aulas de las escuelas de negocios para cursar una Maestría en Administración de Empresas, y ampliar así las posibilidades de ascender a mejores puestos de trabajo.
Las salas de clases se llenan de profesionales que no sólo buscan fortalecer sus habilidades directivas, para seguir desarrollando con éxito sus carreras, sino también para compartir sus experiencias laborales y personales.
Y aunque muchos de ellos provengan de entornos laborales extremadamente competitivos, lo cierto es que, alumnos y docentes coinciden en que la disposición con la que los participantes llegan a aprender a las aulas, hace que la rivalidad que muchas veces aflora en el trabajo, en las salas de clases brille por su ausencia.
"Los alumnos estudian en un sano entorno competitivo, que ayuda a promover entre ellos el esfuerzo y la dedicación al programa, creando un ambiente muy óptimo para generar fuertes vínculos profesionales y empresariales con sus compañeros de clase", dice Arantza Ríos, directora del Executive MBA de IE Business School de España.
Según la experta, lejos de la rivalidad, "las relaciones que nacen entre los alumnos son realmente sólidas y duraderas en el tiempo".
Algo con lo que coincide Daniela Lira, estudiante de MBA de la Universidad Diego Portales de Chile, quien sostiene que "durante el desarrollo de las clases, analizamos y estudiamos casos en grupo y todos los compañeros aportan experiencias e ideas".
Lira agrega, no obstante, que si existe un tipo de competencia al cursar un programa de estas características, ésta tiene que ver únicamente con superarse a sí mismo.
"En los trabajos en grupo siempre hay competencia, pero es una competencia sana, derivada de la tarea a realizar, una competencia por superarse a uno mismo, más que a los demás, pero no tiene nada que ver con la vida laboral externa. En general se entablan relaciones muy positivas", reafirma.
Según los expertos, cultivar buenas relaciones dentro de las aulas, ayuda además a crear una verdadera red de contactos que más adelante, servirá para establecer vínculos laborales y profesionales.
Construyendo alianzas. Una opinión distinta tiene Paul Kilpatrick, MBA de E. Philip Saunders College of Business de Rochester Institute of Technology de Nueva York. Según el profesional, durante las clases siempre se crean ambientes competitivos, ya que "cultivar un buen clima dependerá mucho del conjunto de los compañeros y de la relación que exista entre ellos".
Sin embargo, aclara que en el caso de quienes cursan un Executive MBA, se suelen construir relaciones laborales y alianzas entre compañías, que llegan a ser más importantes que la rivalidad
"Los alumnos del Executive MBA, por regla general, ya tienen altos cargos en sus empresas y dificílmente puede existir rivalidad en ese sentido", dice. "Es complicado que dos directivos de empresas competentes del mismo sector coincidan en la misma clase", agrega.
No obstante, pese a la cierta competitividad que pueda existir en las aulas de los MBA, Kilpatrick concluye que lo más importante es que los estudiantes aprendan unos de otros.
"Compartir responsabilidades con otros, y extraer los beneficios de las experiencias y conocimientos de los compañeros, es lo que más deberá primar en las salas de clases", finaliza.