En los últimos diez años han desaparecido más de cien lenguas. Según la Unesco, en el país doce se encuentran en situación crítica.
A finales de noviembre, Rosa Andrade Ocagane, la última hablante de resígaro, una lengua indígena amazónica, fue asesinada cruelmente a sus 67 años en la selva de Perú. Con ella murió también una de las 43 lenguas indígenas de la Amazonía.
Lo mismo ocurrió con Tommy George, el último de los kuku-thaypan de Cape York, quien murió el pasado julio a los 88 años y con él 42.000 años de historia. Era el último hablante de awu laya, una lengua aborigen de Australia.
Según datos de la Unesco, en los últimos diez años han desaparecido más de cien lenguas; otras 400 están en situación crítica y 51 son habladas por una sola persona. Cada 14 días muere un idioma y de seguir así, la mitad de las siete mil lenguas y dialectos que se hablan hoy en el mundo se extinguirán a lo largo de este siglo.
En Colombia, la Unesco tiene registradas 68 lenguas en peligro de desaparecer, de las cerca de 2.500 que hay en el mundo en alerta roja. Carabayo (Amazonas), macaguaje, opón-carare (Santander) y pijao (Tolima) son las cuatro lenguas que ya se extinguieron en el país; mientras que hay otras doce catalogadas en “situación crítica” en las que se encuentran el bará, barasana, siona, tariano y totoró.
En cuanto a los países más amenazados de perder próximamente una lengua, están la India, China, Indonesia, México, Rusia y Australia. Con ellas no solo se perderían las palabras, sino también siglos de historias, prácticas culturales y conocimientos sobre las plantas, los animales y los ecosistemas que han sido transmitidos oralmente de generación en generación.
Es tal la urgencia de conservarlas y protegerlas, que diferentes proyectos han salido a flote para crear una especie de biblioteca donde se cobije la información de diferentes lenguas que están al borde de desaparecer.
Enduring Voices, por ejemplo, creado por el profesor de lingüística David Harrison, autor del libro de National Geographic “The last speakers” (Los últimos hablantes), logró reconstruir ocho diccionarios sonoros y visuales de idiomas moribundos como el chemehuevi (Arizona, EE UU); el euchee (Oklahoma, EE UU); el hupa, el karuk, el wintu y el washoe (California, EE UU); el tuvan (Rusia); el aka (India) o el seri (México). En total fueron salvadas 32.000 palabras del olvido.
También está la iniciativa de Google, Endangered Languages (Idiomas en peligro de extinción), donde cualquier persona puede subir videos, audios y documentos de personas que hablan diferentes lenguas y luchan por conservarlas, todo con el objetivo de que estas cifras no sigan aumentando cada año y quede un registro cultural.