Se estima que en el país deben existir al menos unas 150.000 personas portadoras del virus, pero hasta enero del año pasado apenas se habían identificado unas 89.000.
La semana pasada, el periodista Daniel Coronell compartió en Twitter un gráfico con los casos nuevos del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) en Bogotá entre el 2004 y el 2016. Los datos muestran un ascenso que va de casi diez casos hasta poco más de treinta casos por cada 100.000 habitantes. Coronell asoció el problema a una mala gestión del exalcalde Gustavo Petro; sin embargo, detrás del fenómeno se esconde una realidad más compleja de una epidemia que ya cumple casi cuatro décadas rondando por el mundo entero.
“Es absurdo atribuirle la culpa a una administración cuando son muchos los factores que afectan la incidencia del VIH-sida”, señaló Johnattan García Ruiz, quien trabaja en políticas de salud pública, vinculado a la organización Dejusticia y egresado de la Escuela de Salud Pública de la U. de Harvard.
Andrés Vecino, de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins, opinó en la misma dirección: “No se puede atribuir a un alcalde. No tiene sentido. Muchas cosas pasaron en ese momento: migración interna, los inicios de la migración venezolana y la utilización de pruebas rápidas para VIH en Colombia, que mejoró el diagnóstico”.
Desde que se identificaron los primeros pacientes con VIH hasta hoy, al menos 35 millones de personas han muerto de enfermedades relacionadas con el sida en el mundo y se calcula que 78 millones de personas se han infectado con el VIH. Las fuertes inversiones en prevención, detección y desarrollo de tratamientos han permitido mantener a raya el avance del virus. De hecho, en los últimos años hay razones para ser optimistas: entre el máximo histórico de propagación en 1996 y el año 2017 se ha podido disminuir en un 47 % el número de nuevos contagios de sida en todo el mundo. Pero ese progreso global esconde realidades locales diferentes desde África hasta Latinoamérica.
La médica experta en VIH Thatiana Camila Díaz, a cargo de un programa para personas conviviendo con el virus en Bucaramanga, explica que la situación que muestra ese gráfico no es exclusiva de Bogotá, sino que es el comportamiento más común en muchas ciudades. ¿Por qué mientras en el mundo disminuyen los casos en Colombia aumentaron? La médica explica que desde hace casi 15 años los diagnósticos de VIH en Colombia vienen en aumento.
Pero la razón no es tan mala como se cree. “La política de salud del país consiste precisamente en detectar a las personas que tienen VIH y no lo saben”. Se estima que en Colombia deben existir al menos unas 150.000 personas portadoras del virus, pero hasta enero del año pasado apenas se habían identificado unas 89.000. La instrucción desde el Ministerio de Salud para médicos y EPS es ayudar a detectar a esas personas infectadas. “Cerrar esas brechas es lo más importante”.
“Es esperable que cada semana epidemiológica y cada año aumente el número de casos nuevos reportados”, explica Díaz, “no significa que se estén desbaratando las campañas de prevención”. Tampoco implica que estén aumentando los casos totales en Colombia. Lo que aumenta es el número de casos que detecta el sistema. .
En este punto coincide Zulma Cucunubá, investigadora posdoctoral en epidemiología de enfermedades infecciosas en el Imperial College de Londres: “Es común confundir el concepto de incidencia, que se refiere al número de casos nuevos de una infección en un período de tiempo, con los casos nuevos que identifica el sistema”.
Cucunubá cree que hay varios indicios para pensar que en Colombia la situación frente al VIH-sida ha mejorado. Al revisar las cifras oficiales de la ONU para Colombia se observa que ha disminuido la transmisión del virus de madre a hijo, también la incidencia real, así como el número de muertes atribuibles a la enfermedad. Por otro lado señala que aumentó el acceso a pruebas diagnósticas para mujeres gestantes y el acceso a tratamientos antirretrovirales.
La migración desde Venezuela, como lo sugirió Vecino, ha jugado un rol en la dinámica de la enfermedad en Colombia, aunque no tan potente como algunos podrían imaginar. De hecho, el pasado 8 de marzo un grupo de investigadores de la U. Tecnológica de Pereira publicó un artículo en la revista Annals of Clinical Microbiology and Antimicrobials recapitulando el impacto de la migración sobre la epidemia de VIH. “En 2017, Colombia reportó 13.310 casos nuevos de VIH, con 108 de ellos importados de otros países (0,8 %)”, apuntaron los investigadores liderados por Alfonso Rodríguez Morales. De esos casos importados, el 83,3 % de ellos (90) eran de Venezuela. “El territorio más afectado, como se esperaba, fue el departamento de Norte de Santander, en la frontera con Venezuela, seguido por la capital del país, Bogotá, y el departamento de La Guajira, que también es un territorio fronterizo internacional”.
La meta global y en la que Colombia trabaja es fácil de memorizar: 90-90-90. La idea es que para el próximo año se logre identificar el 90 % de las personas que tienen el virus y no lo saben, que el 90 % de los VIH positivos reciban tratamiento y, finalmente, que el 90 % de los que reciben tratamiento lleguen a tener una carga viral indetectable.