Varias entidades, entre las que se encuentran las universidades Javeriana y Nacional y la Federación Médica, lanzaron una iniciativa para promover la práctica autónoma en el sector salud, sin influencia de las farmacéuticas.
Marcia Angel, editora durante dos décadas de una de las revistas más prestigiosas en el mundo médico, el New England Journal of Medicine, publicó en 2004 un libro que levantó ampollas: La verdad acerca de la industria farmacéutica: Cómo nos engaña y qué hacer al respecto. En él relataba, entre otras cosas, cómo en Estados Unidos varias de estas compañías ejercían diferentes grados de control sobre el modo como se hacían las investigaciones de fármacos y cómo la industria había cooptado, poco a poco, a profesionales de la salud y a algunas instituciones relacionadas con el sector.
Esa estrecha relación ha existido en varios países y Colombia no ha sido la excepción. Médicos que reciben regalos y prebendas de la industria, así como eventos científicos financiados por multinacionales, son algunas de las dificultades que usualmente se presentan. Frenarlas es, justamente, lo que busca una iniciativa que acaba de lanzarse en país. Bajo el nombre de Médicos Sin Marca Colombia, varias entidades se unieron, con el apoyo de la Unión Europea y de Cooperación Española, para promover una práctica libre de los efectos del marketing farmacéutico. Entre estas instituciones se encuentran el Instituto de Bioética de la Universidad Javeriana, la Fundación Ifarma, la Federación Médica Colombiana y el Centro de Pensamiento, Medicamentos y Poder de la Universidad Nacional.
“Lo que quiere esta iniciativa es promover una práctica médica autónoma e independiente, a través de estrategias desarrolladas en el mundo que consisten, por ejemplo, en que los médicos no reciban prebendas, regalos y estímulos, y que se hagan congresos sin financiamiento de la industria”, dice Eduardo Rueda, director del Instituto de Bioética de la Javeriana.
De acuerdo con Rueda, hay tres puntos esenciales en los que se manifiestan los efectos nocivos de esa relación entre las compañías farmacéuticas y el sector salud: en la prescripción, en la educación médica y en la investigación. En algunas ocasiones, asegura, “las investigaciones conducidas por la industria están orientadas a generar soluciones médicas que muchas veces no son eficaces ni seguras, como se ha comprobado con el tiempo. Y eso termina afectando la práctica médica y compromete la actualización de los doctores, porque no se satisfacen los criterios de una medicina robusta”.
De hecho, para Rueda, en toda esa compleja cadena el eslabón en que hay que hacer más énfasis son los procesos de educación de los médicos, muchas veces expuestos al marketing farmacéutico. En su baraja de argumentos hay varios ejemplos: estudios publicados en prestigiosas revistas científicas y varias iniciativas creadas de manera similar en distintos países donde se presentan problemáticas similares. Todas se pueden consultar en su página web: www.medicossinmarca.co.
La idea es que en los próximos meses se sumen adeptos, desde estudiantes y facultades de medicina, hasta trabajadores del sistema de salud y el sector público. “No es una guerra contra la industria. Es una preocupación por el modo como nos hemos estado relacionando con ella, porque termina afectando el bienestar de los pacientes”.