El pasado 9 de febrero, el juzgado segundo administrativo de Bogotá ordenó incluir en el Registro Único Nacional de Talento Humano en Salud (RETHUS) a una mujer francesa que se graduó como partera en Bélgica con un título profesional.
Desde 2007, todos los profesionales en salud de Colombia, bien sea médicos o médicas, enfermeros o enfermeras, auxiliares, tecnólogos y profesionales deben inscribirse en el Registro Único Nacional de Talento Humano en Salud, RETHUS. Ese listado, a fin de cuentas, es el que determina quién puede ejercer su profesión en salud y quién no.
El pasado 9 de febrero, el juzgado segundo administrativo de Bogotá ordenó incluir en el RETHUS a una mujer francesa que se graduó como partera en Bélgica con un título profesional. Aunque el Ministerio de Educación convalidó su título en 2014, el Ministerio de Salud le negó la inscripción al Rethus en 2016.
De acuerdo con la revista digital Opinión y Salud, la demanda de la partera consiste en que su título está convalidado, y que ese era el requisito para inscribirse en el listado. El Ministerio de Salud argumentó que la ley mediante la cual se creó el Rethus no establece qué profesionales regula, pero establece elementos que permiten identificarles para luego inscribirles.
El de la partería es un caso especialmente complejo. Por un lado, para esa cartera la profesión de “partera” no es equivalente a ser una “profesional en salud”: “no existe ley, colegio profesional ni programa de educación superior que avalen la partería como una profesión. Por lo que no es posible concebirla dentro de la estructura organizacional de la prestación de servicios de salud”, dijo MinSalud en el argumento de la demanda, según cita la revista digital.
Por otro lado, aunque la tutela fue interpuesta por una mujer francesa, la partería existe en varias zonas de Colombia, sobre todo en el Pacífico Colombiano, y según la Procuraduría General –que manifestó su apoyo a la demandante–, en Colombia se regula la partería desde principios del siglo XX y hay unas 600 parteras identificadas solo en Chocó: “las matronas, como agentes de salud, tienen acceso a regiones apartadas, donde las instituciones prestadoras de salud no lo tienen”, manifestó esa entidad.
Aun así, el caso de la partera francesa y las parteras chocoanas son distintos. La extranjera aduce que, según la norma, se avalarían las ocupaciones siempre y cuando se acreditaran en un pensum (lo que a la larga asegura que la persona es competente para brindar atención en salud). En teoría, la partera francesa tenía los estudios formales y cumpliría los requisitos. En el caso de las parteras del Pacífico, la partería es un saber ancestral fuera de lo institucional.
“Las curanderas, comadronas y parteras del Pacífico Colombiano, son mujeres que con sus saberes y practicas acompañan a las futuras madres en el proceso de crear y dar vida. Son conocedoras de los “secretos de las mujeres” sobre la salud sexual y reproductiva femenina, y desempeñan un papel protagónico en sus comunidades al ayudar a nacer la vida, haciendo “un trabajo étnico, cultural, tradicional que viene desde el principio del mundo […] porque la partera es una de las principales trabajadoras del mundo para traer a toda la humanidad”, dice la investigación Partería: saber ancestral y práctica viva, publicado por el Centro Cultural de Buenaventura en 2017.
Según Opinión y Salud, la decisión de juez, fue apelada el pasado 24 de enero, por lo que ahora pasará a revisión del Tribunal Administrativo de Cundinamarca.