Las autoridades están preocupadas, aunque se trataría de pacientes importados de Venezuela.
El 2014 fue un buen año para los índices de salud pública en Colombia. El país recibió un certificado muy valioso: fue declarado libre de una enfermedad compleja, contra la que el mundo había batallado por varios años: el sarampión. El último brote había ocurrido en 2011 y, desde entonces, gracias a las vacunas, no había vuelto a aparecer ningún caso. Desde aquella vez hasta principios de este año, solo se había registrado tres pacientes con la infección viral, pero se trataba de enfermos importados.
Hoy, sin embargo, el escenario ha cambiado. Según el Instituto Nacional de Salud (INS), hasta el 30 de octubre de este año, en Colombia se habían confirmado 149 casos. Aunque al parecer también se trata de pacientes importados de Venezuela, el asunto tiene inquietas a las autoridades.
Ya lo había dicho el Ministro de Salud, Juan Pablo Uribe, a este diario hace un par de meses, al referirse a los retos de salud pública: “Un tema muy importante está relacionado la migración de venezolanos. Estamos recibiendo cientos de miles de familias que llegan a nuestro territorio, muchas de ellas sin coberturas apropiadas de vacunación. Ya hemos visto casos de enfermedades que teníamos muy controladas, como el sarampión, brotes muy localizados que nos obligan a intervenir de manera extraordinaria y a estrechar la vigilancia epidemiológica”.
Su vaticinio parece confirmarse con las cifras de INS. Cartagena es la ciudad con más casos (64), seguida por Cúcuta (26). También es preocupante la situación de Barranquilla, donde hay 12 pacientes con sarampión, y de San Onofre, en Sucre, donde se han identificado 7. En Bogotá hay 4, al igual que en Arjona y Turbaco en Bolívar.
De acuerdo al INS en total se habían notificado 4.863 casos, pero de esos 4.327 fueron descartados.
Para evitar que ese virus, altamente transmisible, se siga propagando, el Minsalud ha adelantado varias iniciativas. Una de las últimas fue una gran jornada gratuita de vacunación que se llevó a cabo a mediados de octubre. La vacuna es la única manera de prevenir esta enfermedad que se puede contagiar a través de secreciones respiratorias, al inhalar pequeñas gotas expulsadas por una persona al hablar, al toser o al estornudar.