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Colombina Parra: "nunca hice uso de mi apellido porque quería hacer mi propio camino"
Viernes, Julio 24, 2015 - 15:07

La artista chilena está enfocada en "Otoño Negro" su último trabajo como solista, además, realizó su primera exposición con sus pinturas, un proyecto que nació en paralelo con este disco.

Colombina Parra se ha forjado a sí misma como ha querido. Pero, para eso, se apartó de su legendario apellido, ese que en Chile y el mundo es sinónimo de arte por excelencia.

Como un camaleón, se ha dado la libertad de no encasillarse y fluir según sus necesidades artísticas y personales. Por eso, por unos años puso pausa a su música contestataria cargada de mensajes que hacía con el grupo "Los Ex" para estudiar arquitectura. También se dio espacio para la maternidad y la pintura, logrando montar su propia exposición.

Conocida por su caracter y su lengua filosa, Colombina Parra está enfocada en "Otoño Negro" su último trabajo como solista, el que ha presentado en diversos escenarios, como el reciente ciclo de Absolut Nights, evento a nivel global que la marca de vodka realizó en Santiago.

Pero hoy, esta artista chilena ya no tiene resquemores con que la asocien a su padre, Nicanor, el poeta, matemático y físico ganador del Premio Cervantes 2011. Tampoco a Violeta Parra y el resto de su familia. Esto, porque la artista ya se forjó como Colombina y eso la llevo a mirarse de frente como Parra.

- ¿Cómo evalúas la escena musical actual tanto de Chile como de Latinoamérica?

- Me parece que están pasando muchas cosas. Acabo de llegar de un viaje en donde encontré bandas con propuestas muy interesantes. Me dediqué a eso, a buscar música en la noche en Philadelphia y pude darme cuenta de que estamos en un momento riquísimo de mezclas musicales. Philadelpia aparentemente se veía como una ciudad muerta, una de las más peligrosas del mundo, con edificios abandonados, invierno crudo y, sin embargo, en la noche aparecía la vida en cloacas muy oscuras. Aparecen bandas nuevas que no tienen discos aún y que están recién formándose y que están mezclando cosas como música clásica con corrientes noise heavy metal grunge. Nuevos paisajes insólitos muy difíciles de imaginar.

Descubrir esto para mi fue un nuevo respiro, ya que acá en Chile se repite mucho todo y hay muy pocas bandas proponiendo nuevos mundos. Les cuesta indagar, explorar y las bandas no sé si tienen miedo a eso o creen que es más fácil hacer una música ya conocida y entonces las bandas son bandas, mas bien, de recreación propia más que algo realmente de trabajo y de proponer nuevos territorios.

Antes de descubrir que en otros lados sí hay nuevos lenguajes me deprimía mucho la idea de poca nutrición en Chile, entonces, me encerraba a descubrir música del pasado. Y ahí me acurrucaba y estudiaba una y otra vez a esas bandas. Ahora viajo a descubrir música en otros lados y eso es como tener un nuevo amigo. Es como saber que no estas solo, que hay diálogo, y eso genera nuevas relaciones musicales que nutren.

- ¿Cómo nace "Otoño Negro"?

- "Otoño Negro" nace en un otoño muy solitario en el que me encontraba sola en mi casa y empezaron a caer y caer las hojas y yo me quedaba mirando este espectáculo en cámara lenta por horas. Esas hojas me produjeron una intensa necesidad de pintarlas, de pintar las líneas que formaban al caer. Que no eran líneas rectas. Eran líneas caóticas y suaves. Todo eso me llevó a las manchas.

Pintar era muy intenso y cansador porque eran diez horas al día de puro pintar. Sentía que si paraba se me iba a ir la idea o que me iba a desencatar, entonces, poseída por ese impulso, seguí, seguí y para seguir tomaba descansos con la guitarra de palo. Los descansos eran estas canciones nuevas que aparecían solas. A veces eran sin letras, solo charangueo que producían en mi un descanso. Todo esto ocurrió después de que mi madre murió. Ella pintaba y creo que fue una forma de conectarme con ella también. Fue una conversación silenciosa con ella.

- ¿Cómo fue para ti exponer por primera vez tus pinturas?

- Nunca antes me había sentido tan cómoda en una exposición como en la propia. Siempre me siento ajena y casi incomoda en esas inauguraciones. Raramente para mi fue un momento social que nunca había experimentado. Se me acercó mucha gente cariñosa y pintores aprobando lo que hacía. No esperaba que se me acercara gente, entonces, era divertido. No sentí nervios como antes de subir al escenario. Para mi era como la exposición de otro personaje del que en ese momento ya no estaba poseída, entonces, tenía la distancia para poder ser un espectador más de eso que alguien había pintado. Cosa que no me ocurre con la música. Nunca logro sacerme el 'yo' en la música. El yo desde el punto de vista del dolor. Esto fue estar en la mejor fiesta hecha para ti mismo.

¿Cuál es hoy tu motor para crear?

- Mi motor va cambiando. Va apareciendo solo en el camino. Nunca sabes lo que va a pasar y eso que va a pasar y que no lo sabes es mi motor.

¿Por qué hubo tanto silencio compositivo con "Los Ex"?

- Porque sentí que cuando hice 'Caída libre' estaba todo dicho para mi. Era tan fuerte lo que puse o dejé ahí que sentía que 'eso era' y que hacer un segundo disco con esa potencia era imposible porque ese disco venía de la verdad y de una verdad muy poderosa. No fui capaz de hacer un segundo disco como si aquí no hubiera pasado nada. Me había pasado todo antes de ese disco.

Hice un disco después y lo grabé con 'Los Ex' y decidí no sacarlo porque sentí que estaba haciendo un trabajo forzado por el sello discográfico. No lo sacamos y quise hacer algo que tenía pendiente y que necesitaba hacerlo en ese momento porque la necesidad de sala, de ensayo, era real. Quise construir mi propia sala y entonces martillo y clavos me puse a construir sin saber nada de arquitectura y empecé a amar eso de construir nuevos espacios y me metí a estudiar arquitectura con el guitarrista de 'Los Ex' (Hernan Edwards). Y por eso me demoré seis años en tocar. Lo que dura la carrera. Me titulé con mis maquetas y una presentación visual en la que compuse música para mi proyecto. Esos seis años para mi fueron importantes en la música porque escuché mucha música mientras hacía las maquetas. Toda esa música fue quedando en mi disco duro y sabía que en algún momento querría decir algo desde esas sonoridades y eso fue lo que hice más tarde.

- Al mirar atrás, desde "Caída libre" hasta hoy, te has reinventado musicalmente varias veces ¿cómo evalúas este camino?

- Para mi ha sido algo natural. Cada disco que hago nace de una necesidad. De algo que ha marcado mi vida y puede ser que por eso cada disco es distinto. Cada disco para mi ha sido una nueva aventura en el que pierdo de alguna manera la comodidad en la que me encontraba. Nunca me ha gustado repetir o hacer uso de una herramienta que sé que es más fácil que es cantar las canciones que fueron éxitos radiales. Para mi hay canciones mucho más potentes y que para mi son más valiosas que esas que corea todo el mundo.

La música la hago para mi misma, los conciertos en vivo también y me sano con esa catarsis que ocurre en mi cada vez que lo hago. Cada disco que hago empiezo de nuevo, desde cero, ha sido para mi muy desolador y arriesgado, pero en ese riesgo hay una adrenalina que me impulsa a que no me importa si no se entiende y si se entiende es un verdadero regalo. Creo que eso lo aprendí un poco de mi padre. Nunca lo vi repetir un discurso. Siempre estaba en una idea nueva. Nunca una lectura fue igual a otra. Siempre había un nuevo salto. Muchas veces se sintió solo porque el público no reaccionaba como reaccionaba él, pero no le importaba porque tenía la seguridad de ese descubrimiento que lo hacía feliz a él.

- Esa rabia y protesta explícita de "Caída libre" se ha ido transformando ¿cómo consideras que se manifiesta en tu trabajo actual?

- La rabia es la rabia y la rabia va tomando distinta formas a medida que la vas sacando. No siempre puedes gritar y llorar con la misma intensidad. Cundo gritas fuerte te descargas y después de esa descarga viene otro estado de ánimo. Yo no puedo fingir una rabia. Si puedo hacer música desde la rabia y gritar pero después de eso no puedo volver atrás porque no era mentira esa manera de gritar. Era lo que necesitaba sacar de mi en ese minuto. Leí una vez que después de la rabia viene la tristeza y estuve de acuerdo al darme cuenta que los dos discos posteriores son tristes y el último casi depresivo. Después apareció un disco insólito en mi que fue 'Flores como gatos', un disco muy alegre que venía acompañado de mi guata que crecía esperando una guagua llamada Julieta. Los gritos se transformaron en susurros. Después vino detrás del vidrio, un disco más difuso, más explorativo y más de capas complejas que se entretejen. Es una mirada oscura y que tiene que ver también con lo que vivía en ese momento.

- ¿Qué es para ti que se te llame la anti musa del rock, haciendo alusión al anti poeta? ¿te sientes más libre para crear considerando que eres la hija de Nicanor?

- Ahora soy la hija de Nicanor. Todo el público que me hice con 'Los Ex' fue de Colombina. Nunca hice uso de mi apellido porque quería hacer mi propio camino. No aceptaba entrevistas que se fueran por ese lado y menos televisión. Ya es un tema superado y puedo hablar de mi padre de manera asumida. Cuando eres un adolescente lo que quieres es negar todo lo que tenga que ver de donde vienes. Quieres gritar y ser dueño del mundo a tu manera. Ahora puedo complementar y puedo incorporar a mi música todo lo que aprendí de mi familia. Música de la que antes jamás hubiera mostrado. Ahora puedo hacer música desde mi cuna. Una música que no tiene nada que ver con 'Los Ex', pero que en el fondo sí tiene que ver. Todo termina siendo parte una misma historia y de un mismo lenguaje. Por eso, no tengo conflicto en hacer un disco absolutamente distinto al anterior aunque me gane detractores fanáticos que se quedan pegados en una historia mía de antes. No puedo darles en el gusto. A veces me han reclamado en los conciertos porque no canto lo que ellos quieren corear, pero con el tiempo los que verdaderamente están conectados lo entienden y me lo perdonan. Y siento que de alguna manera se los retribuiré.

- ¿Cómo crees que te ha influido, tanto del punto de vista de la creación como de la crítica, venir de la familia Parra?

- Para mi nada, porque, como decía, yo nunca me he llamado Colombina Parra. El público que viene no es por eso. Yo dirigí la cosa de otro modo. Everett True, uno de los críticos más duros de Inglaterra, habla de mi disco 'Flores como gatos' sin tener idea que soy hija de Parra. Sería para pegarse un tiro que la gente que me buscara fuera por eso. No lo valoraría para nada. Y por suerte he sabido seguir mi instinto marginal. Lo que me ha hecho tener una vida bien marginal, tocar en lugares muy pequeños y under. Pero no tengo para nada la inquietud de tener masas de seguidores, con una persona que me siga, que puedo ser yo misma, me basta.

Autores

Loreto Oda Marín