"Cometí el peor error financiero de mi vida y tardé siete años en pagarlo"
Jueves, Julio 6, 2017 - 11:22
En este relato en primera persona, la cronista Sonia Soto revela cómo fue vivir con una innecesaria deuda a cuestas.
Era el 2010, me quería volver loca porque había tenido a mi hija y para su bautizo decidí echar la casa por la ventana... aunque no tuviera con qué.
De pronto, como mandado del cielo, el banco me ofreció un crédito de nómina. "No podía llegar en mejor momento", pensé, y lo tomé.
Así sin más, sin hacer una comparación, sin pensar en mi presupuesto, sin analizar si era la mejor opción, así como llegó de rápido, así decidí que sí, que era mi mejor opción, la única que tenía.
Y efectivamente, eché la casa por la ventana, salón, bebida y comida. Todo lo mejor porque ella lo merecía, aunque tuviera seis meses y ni siquiera hubiera disfrutado su fiesta, ¡qué maravilla!
Después llegó la primera tarjeta de crédito y comenzaron mis deudas. Ese crédito de nómina se fue convirtiendo en una carga muy pesada, aunque era poco lo que pagaba mensualmente, ya tenía otros compromisos, parecía una pesada piedra en mi espalda.
Hace unos días después de casi siete años terminé de pagar lo que, sin duda, fue mi peor error financiero. Esto no porque el crédito sea malo, el problema fue el uso que le di y el mal manejo que hice de ese dinero.
El primer error, de los muchos que tiene este arrebato, fue que no supe considerar todas las aristas del problema y que violé una de las reglas básicas de las finanzas personales: vivir con lo que tenía y pagar para lo que me alcanzaba, no para lo que aspiraba.
El segundo fue no establecer bien el destino de ese dinero, y gastarlo como si fuera mío y no prestado. Un crédito como éstos, que puede ser uno de los más caros del mercado, lo tiré sin pensar en el mañana, sólo pensé en lo fácil que había llegado.
A la mala, aprendí la importancia de utilizar un crédito de manera inteligente.
Ahora que lo pienso mi hija ni cuenta se daba. Si yo hubiera hecho sólo una comida para los padrinos hubiera dado lo mismo, pero decidí que no, que debía celebrar por todo lo alto, aunque a cuesta llevara mi equilibrio financiero.
Hoy sé que una fiesta no vale tener una deuda por casi siete años, ese dinero bien me hubiera servido para el enganche por lo menos de un auto o para comenzar a pensar en esa casa con la que tanto sueño, ese gusto efímero me costó siete años de parte de mi sueldo, ese que me costó tanto trabajo ganar, pero que pensándolo bien parecía que me regalaron.
Que no te pase: si quieres lograr una buena relación con el dinero, vive con lo que tienes y gasta para lo que te alcanza. No vivas de prestado.