Mientras algunas nos seducen con emociones y atractivas propuestas comerciales, hay otras que apuestan por un consumo ético y sostenible.
El consumo navideño ha llegado este año con nuevas propuestas para animar al consumidor. La presión de las marcas es evidente con atractivas campañas publicitarias y las promociones ofrecidas en el Black Friday o el Cyber Monday promueven aún más el gasto con suculentos descuentos que hacen que la facturación de las empresas crezca a un ritmo vertiginoso. Sin embargo, otras alternativas de consumo están también a disposición del consumidor con marcas que comercializan productos que fomentan un estilo de vida sostenible aludiendo a su responsabilidad social. Así, según el “Informe Adecco 2015 Ciudadano y RSE”, un 49% de los españoles realiza un consumo crítico donde descartan a aquellas marcas que no consideran responsables.
Y es que, cuando analizamos el consumo surgen conceptos presentes en el mercado, como son: consumo responsable, consumo ético y comercio justo, entre otros.
En opinión de Belén López Vázquez, profesora de Comunicación y RSC en ESIC “diversas marcas y Ong´s ofrecen la posibilidad de comprar productos solidarios y sostenibles que garantizan un salario justo y el cuidado del planeta en su producción, y también hay marcas que comercializan productos que fomentan un estilo de vida sostenible aludiendo a su responsabilidad social”. De hecho, el informe Comercio Justo en España 2015 muestra unas cifras de ventas de casi 35 millones de euros en nuestro país. Es decir, existe una demanda por parte de los ciudadanos de una gestión ética y responsable de las empresas, por lo que los valores éticos de las marcas se convierten en un criterio de decisión de compra”.
Para la académica, “hoy el mercado tiene grandes contradicciones; mientras las marcas nos seducen con emociones y atractivas propuestas comerciales, el consumo solidario y sostenible es hoy otra forma de consumo creciente”. En su opinión “el despilfarro tiene un alto impacto que genera frustración y saturación”. Y propone sencillas fórmulas para combatir el consumo desaforado, como son: comprar lo que se necesita para evitar gastos no deseados, repartir aquello que no se usa entre quienes lo necesitan o reutilizar aquellos productos que siguen siendo servibles, en contraposición a esta cultura basada en comprar y tirar que fomenta la inercia del consumo sin límites.
Sin embargo, para Javier Molina Acebo, profesor del área de Executive Education de ESIC, “en estas fechas los consumidores activan en grado máximo su emotividad, estando por tanto más sensibles ante cualquier estímulo que apliquemos, desencadenando efectos tan inmediatos como desproporcionados”.
En su opinión “la campaña de Navidad de este año está marcada, además, por la confluencia de factores adicionales que la convierten en la de mayor expectación de los últimos ocho años, como son el aumento del índice de confianza del consumidor y el cobro íntegro de la paga de Navidad más la parte aún pendiente del 2.012 para 531.524 funcionarios, lo que equivale a más de 25 millones de euros de disponibilidad adicional en los bolsillos de los consumidores”.
Para el profesor “esto se traducirá en un crecimiento significativo de las ventas, que estimamos de entre un 8 y un 12% superior al pasado año, en un contexto donde el 40% de los compradores españoles realizarán alguna compra de Navidad a través de Internet. Con este escenario se hace obligado el desarrollo de iniciativas que mejoren la experiencia cliente en los puntos de venta, bien digitales o físicos”.
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