Hábitos adquiridos en momentos de estrés —fumar, beber y alimentarse mal—, así como disminución de las defensas y el descuido de la higiene bucal afecta la salud de esta área.
Los requerimientos de la vida cotidiana hoy en día pueden provocar estrés, que afecta de manera directa en nuestra salud. Sin embargo, poco se relaciona este problema con afecciones de los dientes y encías.
Hábitos adquiridos en momentos de estrés —fumar, beber y alimentarse mal—, así como disminución de las defensas y el descuido de la higiene bucal afecta la salud de esta área.
Patricia del Carmen Ramos, de las Clínicas Sonríe, explicó que el estrés causa una disminución en la producción de saliva, que es la encargada de limpiar los dientes constantemente, entonces si no se genera esta saliva, no se completa este proceso. De ahí la importancia de detectar el foco que causa esa tensión, para evitar que se afecten también otras partes del organismo.
Aftas. Son pequeñas úlceras que aparecen en el interior de la boca, principalmente en períodos de mucha tensión o cuando las defensas bajan. Se caracterizan por arder mucho y desaparecen de 10 a 14 días después de su aparición.
Se trata la sintomatología con enjuagues de agua tibia con sal —ayudan mucho a desinflamar— o bien con tratamiento médico si los casos son más graves.
Se recomiendan los enjuagues de dos a tres veces al día.
Herpes. Empieza con picazón alrededor del labio y luego empiezan a aparecer unas ampollas en la parte de afuera del labio o en la comisura de este. Están causadas por el virus del herpes.
El virus es contagioso, por lo que no deben ser manipuladas, ya que podrían diseminarse. Se tratan con diferentes antivirales, que ayudarán a que no crezcan. En muchas personas, el herpes labial aparece tras momentos de estrés.
Caries. Las caries son causadas por una mala alimentación y una mala higiene bucal. En períodos de estrés se pueden descuidar estos dos aspectos, por lo que pueden aparecer varias caries, que pueden tener como consecuencia pérdida de piezas.
Se debe visitar al odontólogo al menos una vez al año.
Encías. El enrojecimiento, inflamación y sangrado de encías puede ser indicio de gingivitis —inflamación de las encías—. Si este problema empeora, puede provocar periodontitis, que es cuando se afecta el hueso que está alrededor del diente y este se afloja.
Para prevenir o evitar este problema es importante hacerse una limpieza cada seis meses y mantener una buena higiene bucal.
Mal aliento. Pueden haber varias causas, entre estos, la gingivitis, o bien, por problemas gastrointestinales como reflujo gástrico o gastritis —puede ser consecuencia de malos hábitos alimenticios o por estrés—.
Si no se tratan estos problemas, se produce mayor acidez en la boca, lo cual afecta el esmalte dental, que es la capa que recubre los dientes.
Bruxismo. Es un padecimiento en el que se aprietan o rechinan los dientes y ocurre con mayor frecuencia en períodos de tensión. Esto, además de dañarlos, afecta la articulación de la mandíbula.
“Muchas personas padecen de dolores de cuello y de espalda —causados por el bruxismo—, pero no lo relacionan con esto. También van con el otorrinolaringólogo, porque creen que es un dolor de oído, pero en realidad es dolor en la articulación de la mandíbula”, explicó Ramos.
Cuando se aprietan tanto los dientes o se rechinan se desgastan, tanto en la parte de arriba de las muelas como en la parte del cuello de los dientes.
“Se empiezan a hacer unas zanjas en las piezas dentales que muchas veces, para taparlas, se sebe recurrir a un relleno”, dijo la especialista.
Un tratamiento preventivo para evitar el desgaste de los dientes es la utilización de un guarda —aparato removible, hecho a la medida, usado principalmente para dormir que es cuando suele presentarse el problema—.
Quienes tienen este problema y están conscientes de que también rechinan los dientes durante el día, deben usar el aparato de manera constante.
Recomendación. Es importante dedicarle tiempo a la higiene bucal, sin importar si se está muy atareado, principalmente en las noches. También hay que practicarse una limpieza con el odontólogo cada seis meses y una revisión anual para evitar cualquier complicación en la boca.