Las rutinas de muchas personas han cambiado durante la pandemia y para una gran parte, sus ciclos de sueño también han sido alterados.
Lo vemos en las redes sociales: más personas que antes están en línea a las 3:00 de la mañana. En estos espacios virtuales, también encontramos mensajes desesperados, de personas que no pueden conciliar el sueño, a pesar de estar acortumbradas a dormir de corrido toda la noche. Además lo han revelado los expertos: una investigación de la BBC ha anunciado que más pacientes hacen consultas sobre el insomnio.
Los neurólogos aseguran que son múltiples factores los que interfieren en el sueño de las personas durante una pandemia. Aquí reunimos algunos de ellos:
El ciclo de luz y oscuridad. Es posible que hayamos confudido al cerebro. Por estos días es probable que nos levantemos más tarde, ya que no tenemos que gastar tiempo en desplazamientos, pero nuestro organismo no lo sabe, así que, a partir del instante en que abrimos los ojos, el cuerpo esperará las mismas 16 o 17 horas de siempre para ir a dormir.
El cansancio. Al estar encerrados y movernos poco, el desgaste físico será menor y esto hará que no lleguemos lo suficientemente cansados a la cama.
Más pesadillas. Cuando algo en nuestra vida nos produce estrés y ansiedad, es más probable que tengamos sueños más vívidos en los que nos cuesta escapar de un lugar, se nos caen los dientes, o caemos por un precipicio. Estas imágenes no permtirán que descansemos de corrido toda la noche.
La atención dividida. En estos días muchas personas han presentado este fenómeno, que consiste en que los pensamientos están divididos entre lo que queremos hacer (estar con mis hijos), lo que tenemos que hacer (presentar un informe) y el deseo de estar informados de lo que ocurre en el mundo (¿cuántos muertos ha dejado la pandemia?). Poner la atención en tantos frentes genera ansiedad e irritabilidad, factores que favorecen el insomnio.
Dificultad para lidiar con todo. Aunque trabajamos desde casa y nos ahorramos desplazamientos y reuniones, tenemos más cosas que hacer: cuidar a los niños, cocinar, lavar, teletrabajar… Si antes decíamos que no nos alcanzaba el tiempo, ahora menos, y esa preocupación no nos deja estar tranquilos.
Cambio en los hábitos. Como no tengo que salir de casa, no me baño, desayuno tarde, junto el almuerzo y la comida… Esa desorganización vuelve loco el rimto biológico interno.
Caemos en la sobreinformación y en la desinformación. Consumir noticias preocupantes la mayor parte del día influye en nuestra ánimo y puede quitarnos el sueño, ya que nos hacen perder cualquier residuo de optimismo: “Me voy a contagiar, me van a despedir, vamos a estar un año entero en cuarentena”…
Para manejar esta situación, los expertos recomiendan:
. Mantener una rutina.
. Exponerse al sol y al aire fresco en la mañana, así sea en una ventana.
. Evitar leer noticias en la cama.
. Usar la cama solo para dormir.
. Evitar las siestas o que no duren más de 30 minutos.
. Hacer ejercicio.
. Evadir la television después de las 10:00 de la noche.
. Consultar con un especialista para actuar antes de que el asunto empeore.