Es completamente normal sentirse un poco inquieta cuando empiezas a delegar el cuidado de tus niños en otra persona fuera del círculo más íntimo de tu familia. Sabes que no hay mejor persona para cuidar a tus hijos que tú misma, pero esa primera separación hay que hacerla y es fundamental para el desarrollo de los hijos.

 

Analiza por qué tienes tantos problemas para confiar: tal vez tengas algún problema no resuelto de tu propia infancia. Quizás ni siquiera lo recuerdes claramente, pero puede estar fijado en tu subconsciente. Es bueno que te analices interiormente para ver de dónde surgen estos temores, y qué puedes hacer para resolverlos y pasar la página.

 

Toma todas las medidas necesarias para que tus hijos estén seguros: evidentemente, no puedes dejar a tus hijos con cualquier persona. Si vas a contratar una niñera, tienes que revisar a profundidad su hoja de vida. Y, sobre todo, verificar personalmente sus referencias de anteriores trabajos. También tienes que analizar su personalidad, si tiene paciencia y capacidad para lidiar con los niños. Si los vas a dejar en una guardería, igualmente debes informarte de todo lo posible, sus instalaciones, métodos de enseñanza, juegos y conocer personalmente a los cuidadores.

 

Pon mucha atención a cualquier cambio en el niño: si deja de comer o duerme menos, si insiste en que no quiere ir a la guardería o quedarse con la niñera, tienes que intervenir inmediatamente e investigar la causa.

 

Delegar su cuidado los beneficiará principalmente a ellos: será bueno para ti porque tendrás más tiempo de desarrollarte y crecer personal y profesionalmente. Pero aún más importante, ayudará a tus hijos a adquirir autonomía y confianza, a interactuar con personas más allá del círculo familiar, lo que promoverá el desarrollo de sus capacidades emocionales y sociales.

Laura Posada