Sin tener que convertirte en un coach, nunca es tarde para poseer las competencias de coaching, interiorizando conceptos, y así trabajando con tu equipo desde una mirada más amplia.
Desde desarrollar habilidades comunicaciones hasta realizar un buen feedback o mejorar la calidad del trabajo. Existen varias situaciones cotidianas que las personas suelen enfrentar de manera equivacada, ya sea por escasas habilidades sociales o laborales.
En estos casos, puede ser de gran ayuda guiarse por lo que haría un coach, quienes suelen ser personas que se encargan de realizar coaching de forma individual o grupal, con foco organizacional o de vida. El coaching, de acuerdo con la International Coach Federation (ICF), se trata de una relación dinámica y creativa, liderada por el cliente, en la que el coach lleva a cabo un proceso basado en preguntas y acompañamiento para que una persona, a la que se denomina coacheado, encuentre su propio camino.
Carlos Cruz, profesor del área de Gestión de Talentos en el IEEC, Escuela de Supply Chain y Logística, dice que “el coaching puede ayudar a toda persona cambiar la forma de mirar el mundo, dicho en palabras de coaching ayuda a cambiar el observador que cada uno está siendo en cada situación, y de esta manera generar aprendizajes, cambiar sus acciones y obtener resultados diferentes”.
Con el tiempo, es cada vez es más habitual escuchar que se contrató un coach para una empresa. Sobre su aporte en el terreno corporativo, Cruz dice que “puede desarrollar y potencializar las capacidades y competencias de líderes, colaboradores y equipos, para contribuir con el cumplimiento de los objetivos de la empresa, superando obstáculos, haciendo cambios significativos y logrando resultados extraordinarios”.
Pero para que se lleve a cabo esto, primero se tienen que esclarecer las necesidades de la organización y los objetivos. Y luego, jefes y empleados deben comprometerse con el proceso.
El coaching puede ayudar a crear climas de confianza, mejorar las habilidades comunicacionales, generar un mejor trabajo en equipo, aprender a gestionar el tiempo, y mejorar la calidad y efectividad del trabajo, entre otras muchas.
En busca de estas mejoras, en varias empresas se promueve que algunos de sus jefes se certifiquen como coaches. Pero existe otra figura: poseer las competencias de coaching, interiorizando conceptos para trabajar con el equipo desde una mirada más amplia.
Y de esta forma, la persona podría ayudar al equipo a tener buenos resultados “a través de la escucha activa, la presencia, las conversaciones productivas, el preguntar, la visión de aprendizaje continuo, por ejemplo”, agrega Cruz.
Pero, ¿qué se puede aplicar del coaching en el trabajo sin un ser experto? A continuación, algunos ejemplos, de acuerdo a la experiencia de Carlos Cruz.
Planes de desarrollo: ayudar al colaborador a descubrir sus potencialidades y necesidades de desarrollo en el camino que desea realizar en su carrera.
Evaluación de desempeño: Dar feedback a los colaboradores sobre su desempeño laboral, de manera que sea una experiencia motivacional.
Feedback 360: Preparar al colaborador para la escucha del feedback 360. Ayudarrlo en la recepción, comprensión y aceptación de los mensajes recibidos, y en la generación del plan individual de mejora.
Responsabilidad Incondicional (Accountability): Además de dictar workshops al respecto, trabajar individual y colectivamente sobre situaciones específicas, como “víctima vs responsabilidad” del equipo
Reuniones efectivas: Transmitir y ejercitar habilidades organizacionales y conversacionales, y aplicarlas en reuniones.