Adriana Carel, directora de Capacitación y Desarrollo de Whalecom, dice que la incertidumbre es una consecuencia lógica ante un hecho que modificó de repente la manera en que vivimos y trabajamos.
Las organizaciones están conformadas por personas, y esta pandemia que cambió mucho del mundo en el que actuábamos hasta ahora tiene a las personas sumidas en un estado de incertidumbre que nunca afectó a tantas personas al mismo tiempo. Por eso es que hablamos de una incertidumbre global viralizada.
La incertidumbre es, técnicamente, la falta de certeza sobre algo. De acuerdo a lo que viene investigando la neurociencia, esta situación puede generar en el cerebro dos reacciones, que no necesariamente son excluyentes. La primera es una sensación de malestar, de falta de comodidad, de no estar preparado para afrontar esa falta de certeza respecto de lo que está pasando y de lo que puede venir. Podríamos decir que esa es la valencia negativa.
Pero en muchas personas esa falta de certeza genera otra cosa, que sería un sesgo positivo: si no tenemos certeza de lo que nos va a pasar o de lo que va a venir, eso es un driver muy poderoso para que nuestro cerebro se motive a generar aprendizajes y a tratar de construir el camino que va a venir más que a acomodarse a un destino predeterminado.
Resiliencia desde el humor
El otro concepto que surge en este contexto es el de la resiliencia. Desde la psicología se la define como la capacidad de los seres humanos sometidos a los efectos de una adversidad, de superarla, ser transformados positivamente y salir fortalecidos de la situación.
Entre las características y atributos de las personas resilientes, uno de los que se destaca es el humor. Y ese rasgo puede ser una herramienta útil para afrontar la incertidumbre.
Para que haya humor, siempre tiene que existir un contrapunto. El humor es un medio para la resiliencia. Es un modo de aceptación de la realidad, tomando el lado cómico. Es de alguna manera lo que supo expresar hace tantos años Charles Chaplin: “La vida vista de cerca es una tragedia, pero mirada de lejos es una comedia”.
La pregunta es: ante una misma situación que no podemos modificar, ¿qué nos conviene: ¿reír o llorar? Siempre nos conviene reír. El humor se vuelve una defensa, una defensa realista. El optimismo realista es fundamental, y no es negación sino, por el contrario, entender y aceptar lo que nos está pasando para encararlo de la mejor manera.
En el sentido del humor está la clave, porque nos ahorra transitar esta etapa dominados por los sentimientos negativos. El humor está relacionado con el ingenio y la creatividad. El humor nos mejora el ánimo, aumenta endorfinas. Y lo más interesante de todos: el humor es una habilidad que se puede entrenar.