Consolidar lo aprendido, adquirir nuevas habilidades y enriquecer el perfil profesional son algunos de los beneficios a los que acceden los estudiantes de último semestre a través de este espacio de formación que los conecta con las empresas.
Cuando se acerca el último semestre de la carrera, un gran porcentaje de estudiantes logra culminar con éxito sus clases teóricas y comienza una nueva etapa para poner a prueba lo aprendido. La práctica profesional, un espacio de inmersión al mundo laboral, se ha convertido en uno de los momentos más importantes del pregrado para desarrollar competencias y sembrar el camino hacia el futuro.
Desde prácticas empresariales hasta trabajos comunitarios forman parte de la oferta que las universidades ponen a disposición de los aspirantes para que puedan seleccionar la que más se ajuste a sus intereses y perfil profesional. “Todo el proceso de investigación reposa en la práctica. Es el momento en el que los alumnos pueden demostrar en el contexto real lo que han aprendido y simultáneamente continúan formándose”, explica Juan José Gómez, director de la unidad de proyección social de la Universidad Santo Tomás, quien asegura que una buena práctica es la que permite afianzar lo aprendido y adquirir nuevos conocimientos.
Aunque se trata de un ciclo estratégico para adaptarse a los retos y exigencias del mercado, Paola Podlesky, coordinadora de prácticas profesionales de la Universidad EAN, cree que antes de elegir es necesario contar con una buena orientación y conocer los alcances de la práctica. “Aquellos que están cerca de culminar sus estudios deben elegir una práctica que responda a su proyecto de vida. No es una decisión aleatoria que deba ser tomada a la ligera. Por el contrario, es la oportunidad perfecta para mostrar, de la mano de la academia, todas esas capacidades profesionales que pueden abrir nuevas puertas al mundo laboral”.
Para tomar una buena decisión, las instituciones de educación superior se han encargado de diseñar programas, asesorías y clases que les permitan a los estudiantes identificar su potencial, aprender estrategias para desenvolverse en el interior de las corporaciones y reconocer el tipo de trabajo que más se ajusta a sus intereses y aspiraciones.
Según Paula Gómez, coordinadora de prácticas profesionales de la Universidad del Norte, “cada vez más las empresas están buscando personas preparadas, con alguna experiencia previa antes de graduarse. Todas esas fortalezas facilitarán su adaptación con el trabajo y contribuirán a tener mejores relaciones con sus compañeros”.