El equipo de Research de CBRE Chile realizó un estudio sobre el panorama para el retorno al mundo laboral.
La propagación sin precedentes del virus COVID-19 ha paralizado gran parte del mundo y de Chile. Si bien, muchas compañías adoptaron opciones de teletrabajo, el retorno a las oficinas es algo que se espera. Para volver al funcionamiento normal, se requiere una serie de medidas preventivas que apunten a continuar con el cuidado de la salud personal. El equipo de Research de CBRE Chile realizó un estudio sobre el panorama para el retorno al mundo laboral.
Gran parte de las comunas que estuvieron bajo cuarentena total la semana pasada (Las Condes, Vitacura, Lo Barnechea, Providencia, Santiago y Ñuñoa), acogen a aproximadamente 540 edificios de oficinas que, en su conjunto suman un total de 4,4 millones de m² de espacio útil de oficina.
Las zonas más afectadas por este virus constituyen el principal distrito financiero a nivel nacional, y medidas como la cuarentena suponen una paralización de actividades que los impactaría directamente.
La comuna de Las Condes es una de las más afectadas en términos laborales, seguida por Providencia y por Santiago Centro. El 30% de los usuarios de estas comunas más afectadas pertenecen a rubros de inversiones y servicios financieros.
El barrio El Golf, es uno de los centros de oficina que aglomera más gente, contando con nueve manzanas dentro de su territorio y una concentración superior a 10.000 personas por manzana.
La senior research manager de CBRE, Ingrid Hartmann, comentó que uno de los mayores desafíos que plantea el retorno a las oficinas está en los traslados y las posibles aglomeraciones en el uso del transporte público, e indicó que en ese sentido es de vital importancia flexibilizar los horarios de la jornada laboral, de modo de diferir las horas punta y así poder mantener la distancia necesaria para evitar la propagación del virus.
“Dependiendo de cada oficina será relevante definir protocolos de sanitización específicos a la actividad que realizan, y por sobre todas las cosas, mantener activas y transparentes las líneas de comunicación internas de modo de crear conciencia de la importancia, tanto de las acciones individuales como colectivas”, explicó Hartmann.
Además, aseguró que si bien, hay medidas rápidas y sencillas que pueden ser adoptadas por los mismos usuarios en conjunto con el empleador, existen otras más estructurales aplicables al espacio físico, como la adaptación de salas de reuniones, implementación de elementos protección en estaciones de trabajo con atención a público, e incluso cambios en el layout de las oficinas para promover el distanciamiento.
Según Hartmann, todas las medidas llevan a repensar los espacios de trabajo tradicionales y seguir aprovechando los avances logrados en términos de teletrabajo. “Es recomendable que el retorno sea progresivo, y que la ocupación de las oficinas vaya retornando a la normalidad en la medida en que la tasa de contagios retroceda. Para esto, hay empresas que han establecido sistemas de turnos, o que incluso muestran preferencia por mantener el teletrabajo”, comentó.
Asimismo, puntualizó que “se debe priorizar una cultura colectivista que proteja y responda, de forma orgánica y unida a cualquier evento que comprometa a las personas que ahí trabajan”.
Por lo tanto, en el mediano y largo plazo, el desafío de las oficinas estará enfocado en términos de la adaptación de los espacios de trabajo y la operación interna de éstas mismas, en cuyo análisis toman relevancia las áreas de Facility Managment y Project Managment, quienes proyectan el 2020 como “un año de profundas transformaciones en la forma de trabajo tradicional”.