María Sol De Cabo, gerente de RR.HH. Natura Chile.
Es un hecho que el mundo laboral cambió. Si antes los trabajadores debían adecuarse a la cultura organizacional de las empresas, en la actualidad son las ultimas quienes van construyendo y adaptado sus culturas organizacionales en función de los nuevos profesionales que van ingresando a las compañías.
En consecuencia, el desafío principal de las organizaciones es acompañar y estar a la altura de las expectativas de los nuevos perfiles de profesionales, quienes además de otorgarle valor a la motivación extrínseca (remuneración), le atribuyen un alto valor a las intrínsecas y trascendentales en algunos casos, buscando posiciones laborales que exploten su potencial, pero que además generen un impacto positivo en su persona y en la sociedad.
Hoy, contar con perfiles de colaboradores con un propósito claro es fundamental, ya que permiten promover estilos de liderazgo y de empresas totalmente diferentes, más veloces en la toma de decisiones, con mayor adaptabilidad y conexión con lo humano desde la creatividad, la tolerancia, la inclusión, diversidad y la forma de pensar y hacer.
Uno de los desafíos pasa por hacer convivir un equilibrio entre la experiencia y juventud. Unir las habilidades y competencias de las nuevas generaciones con la expertise, sabiduría y profundidad de conocimientos que tienen los colaboradores más antiguos, genera un win-win perfecto tanto para las personas como para las compañías.
Conscientes de esta nueva realidad, y la inversión como organización está orientada al desarrollo de líderes multiculturales, que puedan desarrollar sus competencias al máximo. Nuestro objetivo es formar liderazgos sensibles, empáticos y conectados, pero a la vez, orientados a resultados con innovación y creatividad en la forma de hacer las cosas.
El modelo de educación de Natura se revisa anualmente y se compara con la propuesta de valor del mercado, para mantenerlo actualizado y entregarle así al colaborador una experiencia diferente, que aporte a su vida profesional.
¿Qué nos queda por hacer? Las empresas debemos trabajar por construir un modelo de educación, que no sólo se quede en lo teórico, sino que también incluya acciones prácticas para entregar más herramientas a los profesionales que buscan reinventarse.
Debemos asumir más riesgos y desafíos respecto a la educación de nuestros colaboradores para así poder generar un entendimiento que ayude y eduque a los profesionales para aportar una mayor contribución a la empresa.
La educación es la base para cualquier cambio organizacional y cultural y por ende, debe ser un tema prioritario para las organizaciones si queremos formar a los profesionales del mañana.