¿Desea mejorar en su trabajo o en su entorno... en definitiva en su vida? La creatividad es la llave maestra que permite abrir las puertas de la mente a nuevas opciones, salidas y soluciones, señala el joven emprendedor Javier Camacho, quien explica cómo aplicar la inventiva y la imaginación a todo lo que se realiza.
Fontaneros, madres, porteros, taxistas, profesores, arquitectos, empleados, jefes...La creatividad no es un patrimonio exclusivo de los artistas y publicistas, sino que todos y cada una de las personas pueden aplicarla en todos los ámbitos de la vida para multiplicar nuestras opciones, resolver cualquier tipo de problema y hallar salidas insospechadas a las situaciones.
Lo afirma Javier Camacho, un joven emprendedor que se autodefine como 'creativador', es decir, que vive, piensa e inventa desde la creatividad, aplicando un tipo de inteligencia que nos posibilita salir adelante sin tener que seguir necesariamente los caminos ya marcados por otros, y sin miedo al fracaso.
Camacho dirige una consultora que ayuda a resolver problemas, a mejorar procesos y productos, y a entrenar a su personal de forma innovadora. También es autor del libro "Inteligencia Creativa", o IC, en el que explica una serie de sencillas y potentes técnicas para hacer que el cerebro comience a funcionar automáticamente de forma creativa.
Para conocer cómo podemos agitar nuestras neuronas, poner en marcha nuestra IC y disfrutar de sus beneficios, a cualquier edad e independientemente de la actividad que desempeñemos, Efe entrevista a Camacho, que responde así a nuestras preguntas:
-¿En qué consiste la Inteligencia Creativa o IC?
Es la otra inteligencia, esa que relaciona los conceptos manejados por las inteligencias musical, espacial o verbal, entre otras. Utilizar la IC consiste en relacionar ideas de forma novedosa y que el resultado de esas relaciones nos sea de utilidad. Hace poco oí que la creatividad eran las ideas teniendo sexo. Pues bien, ¡cuanto más promiscuas sean nuestras ideas entre ellas, más ideas innovadoras tendremos!.
-¿Cómo funciona la IC en nosotros?
Cuando nos encontramos ante una nueva situación o aprendemos algo, creamos un camino neuronal en nuestro cerebro para que, la próxima vez que nos enfrentemos a esa situación, sepamos cómo actuar. Salir de esos caminos y hacer cosas nuevas es difícil, como lo es que el agua se salga del cauce de los surcos que dejaron las lluvias anteriores Y es que pensar cansa, quizás por eso lo hacemos tan poco. Desarrollar la IC nos permite salir, de forma consciente, de esos caminos, buscando alternativas.
-¿Para qué puede sernos útil esta capacidad en la vida?
¿Quiere encontrar un nuevo trabajo? ¿Tiene problemas económicos? ¿No sabe qué hacer este verano? ¿Sus hijos no le hacen mucho caso? ¿Quiere ahorrar? ¿Quiere sorprender a su pareja? ¿Quiere escribir una novela? ¿Se aburre con facilidad? La IC es como la atmósfera que respira nuestra mente. Si la cuidamos y le prestamos atención, respiraremos mucho mejor en todos los sentidos. No consiste en tener todos los días ideas que transformen el mundo, pero sí ideas que mejoren nuestra vida.
La salida está en la innovación
-¿Puede describir algunos casos que muestren el poder de la IC para salir adelante y superar obstáculos?
Recuerdo el caso de un empleado al que le gustaba mucho su trabajo pero le pusieron un jefe que le hacía la vida imposible. Tenía dos opciones: dejar el trabajo o aguantar. Aunque encontró una solución creativa: envió a Head Hunters, una empresa cazatalentos, el currículum de su nuevo jefe hasta que le contrataron en otra empresa, consiguiendo así librarse de su superior y ocupar, poco tiempo más adelante, el puesto que aquel dejó libre.
-¿La creatividad también puede ayudarnos a salir de las situaciones adversas...?
En efecto, un buen ejemplo de ello es el caso de una persona con pocos recursos llamada Alfredo Moser, un mecánico brasileño que tenía un taller en el que, en numerosas ocasiones, no podía trabajar debido a los problemas con el suministro de energía y que hacían que se quedara sin luz de forma habitual.
Harto de padecer este problema inventó una bombilla fabricada con una botella llena de agua que introducía en el techo para que el sol reflejara dentro la luz. ¿El coste? Un dólar. En Filipinas una ONG ha creado el programa Un litro de luz basándose en esta creativa idea de Moser.
-¿Cuáles son los indicios de que hemos dado con una idea original que "puede cambiarlo todo"?
R.- Existen mil razones por las que una idea puede no funcionar. Las ideas nacen sin terminar así que hay que estar atentos para ver su potencial y no matarlas antes de que florezcan. Un rasgo que tienen esas ideas más innovadoras que lo cambian todo es que no dejan a nadie indiferente; son esas ocurrencias en las que se produce lo que yo llamo un pliegue en el espacio-tiempo, en el que todo se ordena en nuestra mente, nos invade un sentimiento de euforia, se nos hace un nudo en el estómago y todo el universo parece decirnos: ¡Esa es la idea! Y cuando se la contamos al resto del mundo nos dicen: ¡Tú estás loco! Cuando esto pasa, sabemos que estamos ante algo grande.
-¿Cuáles son los saboteadores de nuestra creatividad?
A menudo, nosotros mismos. ¿Cuánto tiempo dedicamos al día a pensar? Estamos tan inmersos en el día a día y tenemos tantas distracciones que ya no pensamos ni en el baño porque nos dedicamos a mandar "whatsapps" o a jugar con el móvil. ¿Cómo vamos a hacer cosas nuevas si no pensamos en ello?
¡Aumente su coeficiente creativo!
"La creatividad es como pescar, a veces pican y a veces no, pero hay que echar la caña y meter los pies en el agua", señala Javier Camacho, quien asegura que, practicando de forma habitual dos de los siguientes ejercicios, obtendremos resultados sorprendentes, en las diversas áreas de nuestra existencia, como la casa, el trabajo, las relaciones, los estudios, la empresa o el ocio.
1. Proponga tres soluciones alternativas a cualquier asunto del día a día que no le guste hacer o para cualquier problema que le surja, antes de intentar resolverlo. Si las alternativas son cinco mejor aún. ¡Le sorprenderán los resultados!.
2. Lleve una libreta en la que apuntar las ideas que se le ocurran, proyectos, cosas que le llamen la atención, citas, intuiciones, sensaciones Y cada tres días escriba, en forma de pregunta, un desafío creativo que le gustaría solucionar.
3. Dedique al menos 30 minutos a la semana a generar ideas relacionadas con el objetivo creativo que quiere hacer realidad, sin evaluarlas ni juzgarlas.
4. Destine al menos otra media hora semanal a hacer algo en el trabajo o su ocupación habitual que le guste especialmente, aunque no se trate de su tarea principal.
5. Salga de su zona de confort psicológico haciendo, una vez a la semana, alguna actividad que le de miedo: hablar en público, salir solo a tomar algo, bailar, reclamar algo en un comercio, por ejemplo.