El trabajo y la vida, la realidad es que tenemos que aprender a hacer la diferencia y cambiar la perspectiva con que vemos las cosas.
La mayoría de las personas debemos estar preparadas para pensar en que vamos a trabajar, por lo menos, durante 20 ó 30 años, visto desde esa perspectiva, es mucho tiempo. Equivale a decir que pasaremos nuestros mejores años en una oficina.
Cuando salimos de la universidad no vemos las cosas desde este punto de vista, es al revés, estamos muy emocionado por incorporarnos al mundo laboral. Todo es nuevo, todo es aprendizaje, pero conforme pasan los años entramos en una zona de confort y adquirimos una rutina que, en varias ocasiones, es la causante de las crisis laborales.
Planteado este escenario, plano, sin expectativas y poco emocionante, pareciera el libreto de una película de terror que aún no se filma. Pero las cosas no tienen que ser así de fatalistas.
No se tiene que odiar el trabajo por sí mismo, ni tampoco amarlo tanto, como para que se convierta en una adicción. El punto es, saber hacer la diferencia entre el“trabajo” y la “vida”. Es cosa de ver las cosas al revés, viviremos durante 30 años más, y no trabajaremos 30 años más.
A continuación, cuatro consejos que permiten ver la situación de otra manera.
1. Sigue tus ideales
Es común que al terminar la escuela se haga el salto al mundo laboral, pero esto no quiere decir que sea necesario. Pensar en que la vida pasará mientras se está confinado a un reducido espacio de escritorio, se puede convertir en una realidad.
En este caso, lo mejor que se puede hacer es, preguntarse si esto se acerca a nuestros ideales. Si no es así, entonces lo siguiente que se debe hacer es, reflexionar sobre lo que se puede cambiar. Pensar en las cosas que nos emocionan es un buen principio para replantear algunas nuevas oportunidades laborales.
2. Algo no está bien si sientes que toleras el trabajo
Distinto de la frustración, el sentir que se hace algo sin odiarlo, pero lejos de amarlo, es tolerarlo. En algún punto se vuelve molesto, pero es sólo eso, el trabajo se confiere a un episodio del día. Aceptar la situación está bien, pero en el fondo sabemos que debe haber algo más, algo que nos emocione, sea satisfactorio y apasionante.
Si los días pasan un poco como “zombie”, entonces, esta puede ser una señal de que aceptamos la situación. Entonces, el siguiente paso es, tomar acción y comenzar a pensar en los cambios que podemos hacer. Recuerda que todo gran cambio lleva un poco de tiempo, no es como en el cine que todo ocurre en un corte directo.
3. Puede que no funcione de la manera correcta para ti
Toma tiempo entenderlo, pero aquí va: No todo el mundo tiene que trabajar de la misma manera. Si se tiene el sentimiento de estar atrapado en un escritorio, entonces es necesario moverse. Si no nos gusta que los demás nos digan lo que debemos hacer, entonces necesitamos autonomía.
Si no nos emociona lo que hacemos, entonces es necesario buscar lo que sí nos apasiona. Es bueno seguir esa corazonada que nos puede llevar a hacer las cosas que en realidad nos gustan.
4. Debes estar dispuesto a confrontar el miedo
Si sabemos que no estamos cómodos con la situación, pero no buscamos hacer algo más por miedo, entonces así pasaremos el resto de los días. Los cambios no llegarán solos porque la vida está ahí afuera y hay que salir a buscar.
Dejar de hacer cosas por miedo, no es vivir. Debemos reflexionar sobre nuestras opciones, y luego abrirnos a otras cosas más. Es posible llegar a tener ese sentimiento de satisfacción por el trabajo, la cuestión es, encontrar verdaderamente, eso que nos apasiona.