Empresas contratan a consultoras para que le busquen trabajo y apoyen a sus empleados desvinculados
Una mañana de agosto de 2013, Milton González (54), gerente de negocios corporativos de Jhonson & Jhonson recibió una noticia inesperada. La multinacional en la que había trabajado durante 21 años y 10 meses había decidido reducir sus operaciones en Uruguay para focalizarse en mercados más grandes y el suyo estaba entre los puestos que se debían "recortar".
Así, después de más de dos décadas, González debió enfrentarse a un mercado laboral que ya no conocía. "No fue fácil, sientes un gran vacío y no sabes para dónde vas a arrancar, ni hacia dónde te deberías dirigir", recuerda.
A fin de amortiguar esa reestructura, la compañía multinacional contrató a una consultora laboral para que ayudara a González –actual gerente comercial del Sanatorio Americano– y a otros trabajadores a transitar el "duelo" y conseguir trabajo, en una modalidad conocida como outplacement.
Compañías como Advice, Deloitte, KPMG, Manpower o Mazars ofrecen ese servicio de reubicación laboral asistida en Uruguay. En un período que ronda los tres meses –y puede llegar hasta a un año– se brinda apoyo psicológico, se identifican las fortalezas y debilidades del trabajador para que pueda trabajar sobre ellas, se lo prepara para formular un currículum vitae y tener entrevistas laborales, e incluso se lo presenta como candidato en aquellos llamados que calcen con su perfil.
En 2015 la demanda de esta práctica creció motivada por las reestructuras –o cierres– de empresas, debido al ingreso a un período de menor crecimiento económico. Así lo indica la gerenta general de Manpower Uruguay, Inés Arrospide, quien apuntó que mientras en 2014 su consultora realizó 14 servicios de outplacement, en lo que va de 2015 ya son 60.
Para Arrospide este crecimiento se debe a dos factores: por un lado una mayor conciencia de aplicar estas técnicas como forma de "responsabilidad social" y para cuidar la "marca empleadora" (ver opinión en página siguiente). Y por el otro a que "en un momento económico de desaceleración, las empresas se pusieron a tiro y tuvieron que ajustar sus costos". El segundo es el más determinante, según la gerenta general de Manpower, ya que si bien "hay una mayor conciencia de las empresas nacionales", quienes contratan este servicio son fundamentalmente multinacionales que ya lo tenían entre sus políticas de recursos humanos habituales.
En tanto, Verónica Melian, socia del área de Capital Humano de Deloitte, dijo que si bien hace 20 años que ofrecen este servicio y su crecimiento estuvo asociado a la situación económica del país, una mayor profesionalización de la función de recursos humanos en las empresas nacionales aumenta la demanda de outplacement.
Por su parte, el gerente de Consultoría en Recursos Humanos de KPMG, Federico Kuzel, dijo que los servicios de outplacement realizados se duplicaron respecto a 2014 no solo por la coyuntura económica actual, sino porque las reestructuras o la búsqueda de eficiencia se veían más en las empresas multinacionales, pero ahora las empresas nacionales también están analizando reestructuras.
En el mismo sentido, el director de Advice, Federico Muttoni, dijo que las consultas sobre precios de este producto crecieron 100% y los servicios efectivamente prestados 50% respecto a 2014. "Las consultas se incrementan porque las empresas analizan que eventualmente tienen que hacer recorte o reestructura de su plantilla, para incluirlo en sus presupuestos de ajuste" explicó Muttoni.
El valor de mercado para ese servicio durante tres meses va desde los $ 40 mil hasta $ 200 mil por trabajador, dependiendo de la consultora que lo realice, el nivel de ingresos del trabajador beneficiado y si ocupa un cargo operativo, mando medio o se trata de un ejecutivo.
Además del formato más personalizado, donde el trabajador asiste a reuniones individuales, existe la posibilidad de que la empresa contrate un plan de outplacement grupal, cuyo precio varía dependiendo de la cantidad de trabajadores beneficiarios.
Las ventajas de contener
A Luis Lema le tocó estar de los dos lados del mostrador: implementó servicios de outplacement en la empresa que dirigió por 12 años, participó en una experiencia con ejecutivos desvinculados tomando el rol de seleccionador de personal en un "juego de roles", y finalmente fue beneficiado por esta práctica cuando en 2015 la empresa para la que trabajaba redujo su presencia en la región.
Lema, que actualmente es gerente general de Pulso UCM, defiende la herramienta, ya que "minimiza el impacto negativo del despido, eleva el compromiso con la empresa y cuida el clima laboral interno".
Según explicó la gerenta de Recursos Humanos de la consultora Mazars, Verónica Monteserín, el outplacement da "una buena imagen de la empresa visto desde afuera, porque la compañía se preocupa por su gente, y genera una buena imagen hacia dentro, porque aunque hubo una o varias desvinculaciones, y eso no es para nada agradable, el dar oportunidades a esos desvinculados matiza las ansiedades dentro de la organización".
En el mismo sentido, Kuzel de KPMG opinó que "aunque los empleados no lo toman como algo bueno el ser desvinculados, esta es la mejor forma de hacerlo cuando las empresas no tienen alternativa".
Para Arrospide de Manpower, en tanto, la práctica sirve para reducir la "conflictividad laboral", ya que los sindicatos no solo no se oponen a esta herramienta "porque es beneficiosa para el trabajador", sino que disminuye el sabor amargo que puede quedar en la interna.
La compañía de gases industriales y medicinales Air Liquide contrata servicios de outplacement para la desvinculación de mandos medios y gerenciales cuando se producen reestructuras. Su gerenta de Recursos Humanos, Cecilia Helguera, recomienda este tipo de procesos "porque se da un apoyo desde el punto de vista emocional". Para Helguera, esta práctica "sirve porque uno está teniendo una preocupación por el trabajador que no termina con la desvinculación".
Crisis y oportunidad
Cuando el 15 de agosto la Policía allanó las oficinas del Royal Bank of Canadá, en una investigación por una presunta maniobra de lavado de dinero en la venta de futbolistas a pedido de la Justicia argentina, Andrés Deagostini supo que el banco cerraría y él se quedaría sin trabajo. "Fue terrible" recuerda Deagostini.
Aunque los días siguientes vinieron acompañados de insomnio, Deagostini vio su situación "como una oportunidad". En vez de buscar trabajo como dependiente, decidió abrir un emprendimiento propio lejos del mundo financiero, una cadena de gimnasios donde se practica crossfit a la que llamó Instinto Crossfit. Actualmente cuenta con una sucursal en Punta Carretas (21 de Setiembre 2745) y otra en Punta del Este (San Francisco, entre Los Alpes y Los Andes), y proyecta abrir en Carrasco.
El banco en el que trabajaba contrató un servicio de outplacement, que en vez de prepararlo para una entrevista de trabajo se focalizó en validar el modelo de negocios de su emprendimiento y en definir elementos legales y tributarios para comenzar a operar. Esta es una opción que brindan todos los profesionales consultados.
Según indicó la gerenta general de Manpower, alrededor del 30% de quienes realizan un proceso de outplacement invierten la indemnización del despido en la creación de un emprendimiento propio o dando servicios profesionales como unipersonales.
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