Lo más grave de estas publicaciones es que pueden afectar el conocimiento que se generará a futuro e influir en la toma de decisiones.
“Las revistas depredadoras son el gran mal de la ciencia... Afectan a los científicos y la comunicación de la ciencia, ya que han metido malas conductas en la academia y eso generalmente termina en plagio”, pero ¿a qué se refiere con este término Jeffrey Beall?, bibliotecario de Comunicaciones Académicas de la Universidad de Colorado en Denver, Estados Unidos.
Para Beall, las revistas depredadoras o chatarra son aquellas que “están destruyendo la línea que separa lo auténtico de la pseudociencia”, debido a que dichas revistas buscan lucrar e incluso robar las investigaciones.
Dijo que lo más grave de estas publicaciones es que pueden afectar el conocimiento que se generará a futuro e influir en la toma de decisiones. Agregó que hay investigaciones denominadas “activistas” que buscan a las publicaciones con motivos políticos, por ejemplo, publicar artículos que niegan el calentamiento global.
¿Cómo identificarlas?
Existen varios filtros que los autores de los artículos deben hacer para saber si una revista es seria o no, explicó Abel Packer, coordinador del programa SciELO Brasil.
“El primer filtro es revisar si dicha publicación está en el índice de revistas, si está en dicho índice es muy probable que sea seria. También es importante ver el tiempo que demoran para hacer la evaluación, si prometen una revisión por pares en una semana, es seguro que es una publicación depredadora”.
También es esencial revisar el crecimiento en la publicación de textos y corroborar que una institución respalde la publicación, explicó el especialista.
Por su parte, Julia Tagüeña Parga, directora adjunta de Desarrollo Científico del Conacyt, señaló que este fenómeno es un tema que hay que tomar muy en cuenta y las comisiones del Sistema Nacional de Investigadores en México lo están analizando.
“Lo que hacemos es circular una lista de revistas depredadoras, la Academia Mexicana de Ciencias nos mandó una lista, pero como cada día aparecen nuevas, debe estar continuamente actualizada”, concluyó.
Organismos como el Conacyt de México tiene acceso a una lista, a la cual es necesario suscribirse para ver precisamente cuáles son las revistas depredadoras. Tagüeña lamentó que algunos científicos caigan en este tipo de revistas y por eso se hace este evento, para que estudiantes de todo el país tengan la oportunidad de aprender, de la mano de los principales editores.
Los especialistas también llamaron a los jóvenes investigadores a ser más cuidadosos de las revistas en que publican, ya que si le dedicaron mucho tiempo y trabajo a su artículo, deben poner más atención en dónde publicarlo para que tenga mayor impacto, “necesitamos distinguir el conocimiento científico de sus parecidos”, dijo Beall.