De las historias de superación a los acuerdos sospechosos, trayectorias de millonarios inspiran al mismo tiempo que generan grandes polémicas. A continuación se revisa la ruta que siguieron algunos para tener tanto dinero, y cómo son percibidos por la sociedad.
Cómo convertirse en millonario es una de las preguntas del millón, aquella que todos quieren tener la respuesta, pero sólo unos pocos logran saberla. En el siglo XX, un joven americano fue desafiado a encontrar y darla a conocer. Él investigó los secretos de las empresas de la lista Fortune 500 y seguió de cerca el trabajo de aquellos que las construyeron. En 1928, el resultado de todo esto se hizo público en el primero de varios libros que publicó el muchacho toda su vida.
El joven era Napoleon Hill y ese primer libro se llamo La ley del Triunfo (The Law of Success). Hasta ahora, sus estudios rindieron más de una decena de obras, leídas por millones de personas alrededor del mundo, inclusive buena parte de los grandes millonarios de ahora. Pero, al final, ¿cuáles son los secretos que él descubrió?
Hill vio que cómo hombres de la clase de Henry Ford, Theodore Roosevelt y John Rockefeller, construyeron sus patrimonios, y enumeró una serie de variables comunes a todos ellos que, según el análisis, corroborada por grandes ejecutivos y académicos de la época, serían determinantes para el éxito financiero.
En el libro Think and Rich, conocido en Brasil como “Piense y Hágase Rico” Hill enumera 13 pasos para alcanzar la riqueza, los cuales clasifica como “ la más breve y confiable filosofía de realización individual jamás presentada, en beneficio de todos aquellos que buscan un objetivo en la vida”.
En la práctica, la idea de Hill se resume en pensar en función de un objetivo, que en ese caso es la riqueza. Volver el triunfo financiero realmente una idea fija. En un pasaje de “Piense y Hágase Rico”, el autor cuenta la historia de Edwin C. Barnes, que viviendo casi en la miseria, se aventuró en busca de una inimaginable sociedad con nada menos que Thomas A. Edison, logrando tener una cosa en mente, según relata Hill: “Voy a evitar cualquier posibilidad de retirada y apostaré todo mi futuro en mi habilidad para obtener lo que deseo”.
Detrás de la riqueza
En Brasil, el caso más clásico de un millonario con una historia parecida como la de Edwin C.Barnes es la de Silvio Santos, que comenzó la vida profesional como vendedor callejero y se convirtió en dueño de uno de los dos mayores conglomerados del país.
Eike Batista es otro brasileño que ha llamado la atención del mundo por su riqueza, y claro, su polémico modo de ser. Dueño de la mayor fortuna individual de Brasil y de la octava mayor del mundo, él tiene una historia un tanto diferente a la de Santos. Su padre era empresario y construyó una larga historia de la minería, que coincidentemente es el nicho más grande de las empresas de Batista.
En el caso de Silvio Santos, con excepción de algunas excentricidades que le son propias y, más recientemente, el mega fraude en su Banco Panamericano, que ahora está siendo investigado, y donde se ha detenido al principal ejecutivo del Grupo, su historia no tiene muchos eventos cuestionables.
Actualmente Eike Batista es una figura controversial. Admirado por una masa ávida por llegar donde él llegó, es también el blanco de las críticas, muchas veces, y a menudo del odio de aquellos que critican su riqueza en un país de tanta pobreza y que desconfian del tono especulativo de su actuación en el mercado. Por otra parte, algunos de sus proyectos están involucrados en serias controversias, tales como la construcción del puerto de Açu, en Río de Janeiro, cuyos impactos sociales y medio ambientales han sido muy criticados.
En la historia de Napoleon Hill, una figura con la cual mantiene un vínculo muy próximo, y él lo indicaba como su gran mentor, es visto como controversial por los historiadores. Andrew Carnegie, quien tuvo una juventud pobre y acabó volviéndose uno de los mayores industriales de Estados Unidos, fue quien propuso a Hill el gran desafío de descrubir el secreto de los grandes millonarios.
Conocido por preocuparse por la justicia social y tener prácticas filantrópicas, Carnegie ayudó a construir bibliotecas, museos, salas de conciertos y diversas fundaciones de ayuda. Por otro lado, es acusado de hacer grandes negocios aprovechándose de sus relaciones pŕoximas con políticos y administrar con mano de hierro sus empresas, las que tienen jornadas semanales de trabajo superiores a 8 horas, junto con reprimir las huelgas de forma violenta.