Algunos dispositivos pueden ayudar a hablar en público lanzando indicaciones en tiempo real, según se desarrolle la charla.
Por Pablo G. Bejerano para Think Big. La tecnología se crea para resolver problemas. Hablar en público lo es para mucha gente y, aunque en su origen no han sido inventados para esto, los dispositivos wearable pueden echar una mano con ello. Un equipo de investigadores de la Universidad de Rochester (en Nueva York), pertenecientes al Human-Computer Interaction Group, han ideado un sistema para dar instrucciones al ponente de una conferencia a través de unas gafas inteligentes, en tiempo real y previo análisis del discurso del usuario.
El sistema se llama Rhema y se instala en unas gafas inteligentes –los investigadores han llevado a cabo pruebas con Google Glass– con el fin de mejorar el discurso del usuario. El software es capaz de determinar el volumen de voz y la velocidad con la que habla el portador de las gafas.
El audio se graba con el micrófono del dispositivo y se envía a un servidor de forma automática. Allí se analizan los dos parámetros mencionados anteriormente, se evalúa cómo podrían optimizarse y se devuelve la información al usuario presentada de forma sencilla. Los investigadores llegaron a la conclusión de que mandar una serie de instrucciones complejas solo empeoraría el discurso del ponente.
Por eso una de las claves de la tecnología tenía que ser que las indicaciones fueran sencillas. Para ello los investigadores pensaron en dos modos de presentar la información. Uno de ellos consiste en dos barras, una vertical, que mide el volumen, y otra horizontal, que mide la velocidad. Cuando uno de los módulos de la barra cambia de verde a rojo el usuario sabe que tiene que corregir algo y cómo tiene que hacerlo.
El otro sistema es más sencillo todavía. Rhema indica con una sola palabra si hay que aumentar la velocidad del discurso o el volumen. Instrucciones concretas como“faster” o “louder” aparecen en la pantalla de las gafas. Se trata de distracciones pequeñas para que la continuidad del discurso no se vea afectada por ellas.
Múltiples posibilidades
Los científicos creen que Rhema o un sistema similar también podría funcionar en otros contextos. En definitiva la tecnología trata de dar indicaciones a un usuario sobre cómo tiene que comportarse al hablar con otras personas. Tal vez estas instrucciones podrían ser útiles a personas con dificultades de tipo social, como aquellos que tienen síndrome de Asperger.
Asimismo el sistema podría emplearse en la atención al cliente, para mejorar el trato. Ni que decir tiene habría que adaptar el software y las herramientas de análisis para que se fijen en otros parámetros, aparte del tono de voz o la velocidad del usuario. Las indicaciones podrían estar basadas incluso en la respuesta del cliente. Si se detecta tensión en sus reacciones se podría pedir al usuario que intente calmar la situación.