El mentoring es aplicable para todo tipo de empresa u organización enfocada a lo deportivo, político, médico, periodístico, entre otros.
Desarrollar el potencial total de un profesional y en consecuencia mejorar la productividad y el ambiente laboral de una empresa parecen ser objetivos utópicos, sin embargo, en dichos procesos nacen nuevas herramientas para lograrlo como el mentoring.
Surge un nuevo esquema de gestión de empresas y también a nivel individual. Una filosofía orientada a ayudar al profesional en el desarrollo de sus capacidades más coincidentes con su potencial.
De esta forma, se valora y prioriza el capital humano de las organizaciones, así como se mejora la productividad individual y colectiva.
“Es una herramienta que busca desarrollar el talento de las personas y se basa en la transferencia de conocimientos y aprendizaje a través de la experiencia”, señala a la Agencia Andina el Delegado en Perú de la Escuela Mentoring de España, Roberto Carrión.
Una característica muy importante de esta técnica es la experiencia profesional y personal del profesor o mentor, pues es el medio a partir del cual se enseña, es decir sobre la base de sus propios conocimientos adquiridos a través del tiempo.
El mentoring es aplicable para todo tipo de empresa u organización enfocada a lo deportivo, político, médico, periodístico, entre otros.
Según Carrión, el área corporativa es donde se conoce más esta herramienta y expertos señalan que se convertiría en un tendencial mundial, pues está creciendo de forma constante.
Beneficios corporativos
Esta técnica permite impartir sabiduría a empresas, funcionarios y personas naturales que deseen ser competitivas, por medio del desarrollo del talento, liderazgo y sus habilidades.
Los beneficios son múltiples y empiezan en la preparación de líderes para el manejo y el futuro de la corporación, así como en la transferencia de conocimientos con los que cuentan las personas mayores que están casi o totalmente fuera de la empresa.
“Una persona que se jubila puede ser mentor en la misma empresa donde trabajó, a fin de transmitir su sabiduría, conocimiento y experiencia en la misma”, sostuvo Carrión.
Según el mentor, las organizaciones podrían reducir sus costos de formación y aprendizaje, si vieran en esta filosofía un método importante de enseñanza que facilita el sistema de conocimiento y aumenta el rendimiento del capital humano dentro de una corporación.
En ese sentido, es adecuado para que las nuevas generaciones se enganchen más rápido a través del aporte de los mentores adultos.
Por otro lado, también se puede convertir en una opción viable para resolver conflictos, como por ejemplo capacitar a los altos directivos en temas de integración y liderazgo, a fin de no despedirlos y se convierta finalmente en pérdidas económicas para la empresa.
“Al despedir a un trabajador podría bajar la productividad debido al tiempo invertido en reclutamiento, capacitación y después de contratar al nuevo empleado, la espera de resultados concretos después de seis meses aproximadamente”, dijo.
¿Próximos a salir de su campo laboral?
Por otro lado, el mentoring se convierte en una herramienta para aquellos profesionales que están próximos a salir de su campo laboral, pues pueden orientar a otros vía su propia experiencia.
“El mentor debe tener como parte innata una vena de vocación de servicios que lo lleve a disfrutar de su trabajo y compartir sus conocimientos en beneficio de las organizaciones y personas mismas”, señaló Carrión.
La técnica impacta directamente en las generaciones más allá de los 50, convirtiéndolas en un potencial de mejora para su productividad económica.
Diferencias entre Coaching y Mentoring
Muchas veces se confunden estas dos herramientas, pero según el mentor Carrión evidencian tres diferencias principales.
La primera es que un mentor debe contar con un grado importante de experiencia que le permita transmitir conocimientos en base a esta y por lo tanto suele ser una persona de edad madura.
“Un coach puede ser un señor de 25 años pero le falta la experiencia y lo que nosotros buscamos es transferir la misma, para que el alumno pueda tomarlo como una referencia”, dijo.
En segundo lugar se encuentra el capital social que debe tener quien realiza el mentoring, que no es otra cosa que una red de contactos amplia y diversa que justamente brindan los años.
“En la medida que vas cambiando de sector, empresa o incluso país, vas adquiriendo una red de contactos grande e importantísima”, manifestó Carrión.
Por último pero no menos importante, es el seguimiento y la compañía que se le brinda al alumno. El mentor se convierte en un guía que comparte con su alumno su red de contactos y también educa con el ejemplo.
“Yo como mentor podría llevar a mi alumno a una presentación y conectarlo con las personas indicadas, así como ser un ejemplo de comportamiento si yo realizara la exhibición”, finalizó.