Se empieza reconociendo que todas las personas de tu empresa están en una curva de aprendizaje; esa curva de aprendizaje significa que cada ocupación tiene una vida útil.
Cuando no se les permite crecer a los empleados (y tal vez ni siquiera a ti, como gerente), estos empiezan a sentir que no son importantes. Se sienten como el engranaje de una rueda que fácilmente puede reemplazarse. Si no muestras que tienes un compromiso con ellos, ellos no sentirán que tienen un compromiso contigo, e incluso si no salen por la puerta, mentalmente sí lo harán.
¿Cómo resolver este enigma? Se empieza reconociendo que todas las personas de tu empresa están en una curva de aprendizaje; esa curva de aprendizaje significa que cada ocupación tiene una vida útil. Se comienza en un puesto en la parte inferior de la curva de aprendizaje, con desafíos que hay que vencer en los primeros días. Al ascender en la empinada cuesta del crecimiento, se van adquiriendo competencias y confianza, lo que lleva a una etapa de gran aportación y, a la larga, dominio en la parte superior de la curva.
Pero conforme decae el potencial de crecimiento, ¿qué sigue? La curva de aprendizaje se aplana y se alcanza una meseta; en el horizonte cercano se encuentra un abismo de desinterés y un descenso del rendimiento. Yo calcularía que la máxima curva de aprendizaje es de aproximadamente cuatro años para la mayoría de la gente en la mayoría de los puestos; si después de ese tiempo, alguien sigue haciendo lo mismo, quizás empiece a sentirse un poco desmotivado.
El cerebro humano está diseñado para aprender, y no solo durante la niñez, sino durante toda la vida. Cuando estamos aprendiendo, experimentamos niveles de actividad cerebral más altos y se producen muchas sustancias químicas cerebrales que producen bienestar. A los gerentes les convendría recordar eso.
Todas las empresas son grupos de personas con diferentes curvas de aprendizaje. Se construye un equipo A al optimizar estas curvas individuales con una combinación de personas: 15% de ellas en la parte inferior de la curva, empezando a aprender nuevas habilidades; 70% en la feliz etapa de mayor participación, y 15% en la parte superior del dominio. Al llevar a los empleados por toda la curva y pedirles pasar a una nueva curva cuando lleguen a la cima, tendremos una empresa llena de gente comprometida.
Tú y cada una de las personas de tu equipo son una máquina de aprender. Buscan el reto de no saber cómo hacer algo, aprender a hacerlo, dominarlo y luego aprender algo nuevo. En vez de dejar que los motores de tus empleados estén ociosos, haz que arranquen, que aprendan, que avancen y que repitan.
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