Calores, resequedad en la piel, mal humor y hasta depresión son algunos de los síntomas que vienen con el cambio hormonal de las mujeres.
A todas les llega la hora. La menopausia es una etapa que viven todas las mujeres, entre los 35 y 45 años regularmente, aunque a veces se da incluso antes de los 40 y se llama menopausia precoz. Los calores son quizás uno de los síntomas que más afectan, pero no es el único ni el más molesto. Para el ginecólogo Alejandro González Sierra, del departamento de ginecología de la Fundación Santa Fe de Bogotá y de la Clínica de Fertilidad CEMAE, aunque no hay manera de evitarlos, sí se puede llegar a esta etapa preparada, evitando la aparición de enfermedades complejas.
“La menopausia es básicamente la disminución de la producción de estrógenos en los ovarios. Esto hace que se altere el centro de control de temperatura, que se encuentra en el cerebro. De ahí las oleadas de calor y sudoración. Cuando ya no se producen estrógenos también se alteran los niveles de serotonina, lo que produce alteración en el estado de ánimo, ocasionando ansiedad y hasta depresión. También hay alteración a nivel de los epitelios, que se traduce en la resequedad en la piel, y otros síntomas como disminución de la libido y del deseo sexual”, asegura González.
A los 30 años
Para González no hay manera de evitar la aparición de los síntomas. “Puede producirse caída del cabello, aumento de peso y disminución de calcio en los huesos. Cuando hay un buen nivel de estrógenos se mantienen las lipoproteínas de alta densidad que son protectoras y se mantiene bajas las lipoproteínas de baja densidad que son las que producen arterioesclerosis y daño coronario. Cuando bajan los estrógenos hay más tendencia a estas enfermedades, y al infarto también”, señala el ginecólogo.
Como la menopausia se trata de un proceso fisiológico, lo que recomienda González es tener hábitos saludables cuando se es más joven para llegar en mejor estado a esta etapa: “puede hacer más ejercicio, consumir menos grasas, tener una buena masa ósea, que se gana con la práctica de actividad física diaria y consumir calcio a partir de los 35 años”.
El especialista advierte que es importante que las mujeres que acaban de entrar en la etapa de menopausia visiten al ginecólogo y se practiquen exámenes básicos como una mamografía, densitometría ósea y una ecografía pélvica para evaluar los ovarios y el útero. Esto permitirá desarrollar un plan de acción para disminuir al máximo los síntomas y una posible enfermedad. “Si no hay un riesgo en primera línea de cáncer de seno que sería una de las contraindicaciones absolutas, podría iniciarse una suplencia hormonal en las pacientes, con estrógenos y progesterona, pero si hay antecedentes se puede pensar en el suministro de antidepresivos que modulan los niveles de serotonina en el cerebro y darle a la paciente vitamina D y Calcio”. De allí la importancia de esa evaluación integral, que podría evitar grandes complicaciones para la salud de las mujeres.