Aunque no necesariamente son aviso de padecimientos graves, sí pueden ser una señal digna de atenderse.
Un ataque de temblores corporales incontrolables puede ser muy perturbador. El afectado pierde de pronto el control sobre su cuerpo, por entero o tan solo de algunos órganos. Además, comienza a estremecerse o sufrir convulsiones, y puede llegar a caerse o a perder el conocimiento. Los síntomas son muy variados. En algunas ocasiones se presentan todos juntos; y en otras, solo algunos. El episodio puede durar algunos minutos o detenerse luego de unos cuantos segundos; por ejemplo, si la persona se pone en movimiento.
Muchas posibles causas
La deshidratación es una posible causa. El cuerpo humano se compone de agua en un 70 por ciento. El agua dota a las células con sustancias alimenticias y oxígeno. Al mismo tiempo, garantiza que otras sustancias sean desechadas a través de los riñones.
Si se ha ingerido agua en cantidades insuficientes, o si se pierde a través de vómito o diarrea, disminuyen las reservas de agua en el cuerpo. Y si esta falta no se compensa de manera oportuna, la sangre se torna más espesa y el organismo entra en una especie de fase de alerta. Tiembla o se convulsiona.
Estos episodios son especialmente delicados en niños o personas de avanzada edad. Con el paso del tiempo, la sensación de sed disminuye: las personas ancianas en ocasiones no se percatan de que necesitan beber agua. Otro factor que puede desencadenar temblores corporales es la hipoglucemia, o falta de azúcar.
A su vez, el llamado tremor fisiológico puede presentarse en quienes se han fatigado demasiado, en quienes sufren dolores intensos, o en quienes han ingerido demasiada cafeína. Ante temperaturas muy bajas, el cuerpo busca generar calor para no enfriarse demasiado. Esto puede dar lugar a temblores musculares: el cuerpo humano tiembla cuando su temperatura baja de los 35 grados centígrados.
Posible señal de alerta
A menudo, los temblores corporales están asociados con condiciones como la epilepsia, o con trastornos de la circulación, o incluso como resultado de algún daño del cerebro o las meninges.
Los episodios epilépticos no son "provocados”: no responden a "detonadores" muy claros, y suelen repetirse. Pueden responder a trastornos cerebrales, ataques de apoplejía, o tumores. Se le conoce entonces como "epilepsia sintomática”.
Los temblores corporales no epilépticos se producen cuando el cerebro se inflama; por ejemplo, como reacción a un medicamento, por una infección o, en niños, por fiebre.
El factor del movimiento
Resulta decisivo revisar en qué circunstancia se produce el temblor corporal: si sucede cuando el afectado se encuentra en movimiento o no. Si el temblor impide el movimiento, o causa falta de equilibrio, puede ser indicio de una lesión cerebral menor.
Si el temblor corporal se produce en estado de reposo, algunos músculos no se pueden tensar ni permanecer inmóviles. La forma más conocida de estos temblores en reposo es el llamado Mal de Parkinson.
Pero más común aún es el conocido como "temblor esencial”. Se trata de un padecimiento neurológico -presumiblemente hereditario- que puede presentarse entre los 20 y los 60 años de edad, y que empeora progresivamente.
Se recomiendan ejercicios de relajación, dado que el estrés y las tensiones pueden agravar los temblores corporales. Debe evitarse el consumo de alcohol y cafeína. Si los tremores obedecen a una condición clínica, pueden ser señales de padecimientos más graves.
La causa de un episodio de temblores corporales solo puede conocerse a través de un diagnóstico intenso, por ejemplo, con una tomografía por resonancia magnética, una tomografía craneal computarizada o un electroencefalograma. Los diagnósticos a la distancia raramente son precisos.