Por Janan Knust, CEO de KLog.
Hace un par de días, un artículo de The Wall Street Journal informó sobre la intención de Amazon de adquirir diversas tiendas y centros comerciales de J.C. Penney y Sears para usarlos como puntos de bodegaje y distribución.
Una noticia que sorprendió al mundo del retail en Estados Unidos porque, con seguridad, al fundar Sears en 1892, Richard Warren Sears y Alvah Curtis Roebuck jamás imaginaron que su compañía terminaría funcionando como un almacén, luego de llegar a operar casi 290 tiendas en el país del norte al año 2019.
La idea detrás del gigante del comercio minorista digital es obtener más espacio de almacenamiento de mercancías y la posibilidad de estar más cerca de los consumidores, optimizando así los tiempos de entrega.
¿Podría esta tendencia comenzar a replicarse en Chile? Probablemente, la respuesta no tiene un grado absoluto de certeza en el corto plazo, pero la visión de KLog es que algo de eso veremos en nuestro país.
Sin duda, las tiendas físicas no van a desaparecer, pero pasarán a convertirse en lugares de experiencia de compra para los clientes, donde la calidad de atención, las tecnologías de pago y los catálogos en línea serán elementos diferenciadores.
En línea con esto, tendrán también un rol como centros de distribución que faciliten una gestión más eficiente del e-commerce, promoviendo un nuevo paso en el concepto de administración conocido como “just in time”, acuñado en Japón en la década de los 80', y que en esencia se refiere a que los suministros lleguen a la fábrica o los productos a los clientes 'justo a tiempo'. Es decir, poco antes de que se usen o se comercialicen y solo en las cantidades necesarias.
Lo anterior tendrá un impacto importante en términos logísticos, pues finalmente estos comercios tenderán a convertirse en centros de bases de datos de inventarios y artículos, que permitirán a las personas visualizar lo que realmente quieren adquirir y, en consecuencia, mantener stocks de los artículos más solicitados.
De esta forma, la logística del futuro terminará aglutinando dos funciones esenciales para el comercio: la entrega de datos de tendencias de compra, para evaluar qué productos tienen mayor demanda; y contribuir a la rapidez de envío, considerando que los centros comerciales tienen ubicaciones estratégicas que los acercan a los clientes de mejor manera que los puntos de almacenaje tradicionales.
Esto significará que tanto los retailers como las compañías de logística deberán adaptarse a una nueva realidad en la que la velocidad de respuesta, la inteligencia de mercado, la tecnología, la disponibilidad de productos y la experiencia de compra serán esenciales. El desafío ya no será si estamos o no preparados para estos cambios, sino con qué rapidez podemos sumarnos a este escenario. La sobrevivencia de muchas empresas de retail y de logística dependerá de ello.