Isaías Sharon, director ejecutivo de Smart Coach, entrega algunas recomendaciones para evitar sentir incomodidad.
Ahora más que nunca es habitual que en una empresa convivan profesionales de diferentes generaciones, como Baby Boomers, los “X” y Millennials. Es así como se van generando algunos roces y conflictos producto de las diferentes visiones y métodos de trabajo.
Este tema trata la consultora argentina, especializada en desarrollo y procesos de cambio, Paula Molinari, en su libro “Turbulencia Organizacional”, donde aborda los conflictos generacionales, la crisis de compromiso y la alta rotación en las empresas.
En el libro y en estudios de la misma consultora se ha demostrado que mientras los más jóvenes son los más motivados, profesionales con edades entrelos 30 a 40 años están aburridos, cansados y desenganchados. Otra realidad también viven los mayores de 40 años, quienes están contentos, encuentran su trabajo interesante y buscan hacer aportes extra.
Es en este escenario donde los más experimentados se pueden sentir fuera de lugar, sobre todo en aquellas empresas que no han adoptado una cultura organizacional que promueva la integración de personas de varias edades.
Sobre los beneficios de instaurar este tipo de cultura, Isaías Sharon, director ejecutivo de Smart Coach, dice que “las personas que ejercen roles de liderazgo al interior de las empresas deben considerar qué están haciendo para construir espacios más acogedores de trabajo”.
Sin embargo, en caso de no existir este tipo de cultura y de haber incomodidad en el profesional, la recomendación es que éste identifique si su malestar es por un asunto personal o se trata de que el resto hace cosas que lo incomodan directamente, de manera de gestionarlas y transformar el espacio de trabajo en algo agradable.
Sharon recomienda a los que se sientan incómodos, "ser siempre una persona auténtica y no comenzar a actuar un personaje para agradar o ser aceptado en el espacio laboral”.
A continuación, qué hacer para integrarse:
1. Manifestarse abiertamente en las comunicaciones cotidianas. Esto permitirá conocer al resto y que los demás lo conozcan a uno.
2. Generar instancias de integración para compartir ámbitos más personales y conocerse, lo que ayuda a construir relaciones más cercanas y de mejor calidad en el trabajo.
3. Evitar criticar la forma en que el resto hace sus labores argumentando tener razón. Se aconseja ser asertivo al momento de plantear visiones divergentes y nuevas maneras de hacer el trabajo que se les encarga.
4. Proponer soluciones colaborativas y brindar la experiencia como un apoyo al desarrollo de todos los miembros del equipo.
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