Los líderes deben trabajar para que las personas se sientan satisfechas en la organización y esten comprometidas.
El papel de los líderes no es sólo dirigir las labores de las personas o crear estrategias para hacer crecer a la compañía, su misión va más allá. Se trata de inspirar, apoyar y, sobre todo, conformar equipos de colaboradores exitosos, lograr que las personas realmente se comprometan y estén satisfechos en la organización.
Lo preocupante es que en promedio 85% de las personas no están satisfechas con su empleo ni tienen compromiso hacia el mismo y 50% odia su trabajo.
Además, 75% de las personas que salen de una organización no lo hacen por tener malos resultados, sino por una mala relación con los jefes, siendo éstos también, los principales responsables de la falta de motivación, revela Ramón Torre Lemus, autor del libro ”La mejor versión de ti”.
“El principal activo de las empresas son las personas, pero si ellos no tienen la motivación, el verdadero enfoque hacia lo que hacen en el trabajo, no habrá congruencia entre lo que la empresa quiere hacer y lo que las personas hacen, ¿cómo podemos, entonces, ayudar a ese 85% inconforme a potencializarlos para que sean su mejor versión en el trabajo?”, expuso en entrevista con El Economista.
La clave es comenzar por comprender que los equipos no son valiosos por lo que hacen, sino por crear una identidad que se logra al responder las siguientes preguntas: ¿quiénes son?, ¿qué representan?, y, sobre todo, ¿para qué existen?
Los elementos
Para Torres Lemus, una forma de lograr equipos comprometido es a través de cuatro pasos que comparte a continuación.
El primero es el conocimiento, donde los líderes deben concientizar sobre lo que deben aprender: ¿qué conocimientos requieren para crecer mejor y especialmente, qué le hace falta a su equipo para tener mejores habilidades tanto laborales como personales?
Con la llegada de la pandemia de COVID-19 y la obligación del trabajo remoto, muchas personas han lidiado con la adaptación tecnológica, pero a la vez, es un buen momento para capacitarse y estar mejor preparado.
“Estamos en puestos directivos por tener conocimientos académicos y de la propia vida, pero lo más importante es qué nuevo buscas aprender”, mencionó Torres Lemus.
El segundo ingrediente es el de las fortalezas. Dedicarse a ello, es lo que conforma realmente la identidad de los equipos y para ello, es necesario valorar a cada uno, ¿qué es lo que caracteriza a cada persona?, ¿qué aporta cada quién que se puede potenciar para tener mejores resultados en conjunto?
Torre Lemus recuerda que en su caso, la creatividad ha sido una de sus mayores fortalezas, que en colaboración con un antiguo equipo de trabajo, lograron crear el primer concierto a bordo de un avión en ruta, a lo que cada miembro sumó elementos para llevarlo a cabo con éxito.
Las acciones son el tercer paso, que consiste en tener pequeñas actividades constantemente, ir forjando mini hábitos que sigan impulsando otros. Por ejemplo, para destinar mejor el tiempo, estar más organizado, ir fijando prioridades, hacer ejercicio, entre otros.
Lo recomendable es ir recompensando cada avance con pequeños premios, como hacer reuniones con alimentos que les agrade y genere la convivencia, hacer una actividad diferente, tomar descanso y en el caso de los colaboradores que los vayan forjando, dar reconociendo u otros incentivos posibles.
Esto es vital sobre todo ahora con el trabajo remoto, donde se laboran más horas, no hay correcto equilibrio entre vida personal y laboral, y el síndrome de burnout ha estado a la alza.
Finalmente, está quizás, el elemento más importante: la actitud, los pensamientos que tenemos a diario y el manejo de la inteligencia emocional, pues es lo que diferencia a las personas. Si se conoce que muchos empleados salen de la empresa por la mala relación con el jefe, significa que no hay una buena relación de emociones.
En este apartado, la empatía es primordial, además que permitirá generar confianza entre empleado y empleador. No olvidemos que ante todo, somos personas y tenemos circunstancias difíciles, especialmente desde la pandemia.
“Lo que buscamos es que las empresas tengan un mayor equilibrio entre el saber hacer las cosas y la inteligencia emocional, crear fórmulas para que los líderes conecten con su pasión y con los equipos y tengan la entrega de servir. Un líder no es aquel que dirige desde la silla, es quien inspira y sólo lo puede hacer siendo consciente de sus pensamientos y emociones a diario”, finalizó.