Llevar una relación armoniosa dentro del campo laboral puede ser difícil, pero no imposible, si se toman en cuenta las expectativas de ambos protagonistas de esta historia.
Es común observar en el mundo laboral situaciones de conflicto entre colaboradores y jefes. Los principales motivos que explican estos episodios son la discordancia de opiniones y la disconformidad en la toma decisiones.
Llevar una relación armoniosa dentro del campo laboral puede ser difícil, pero no imposible, si se toman en cuenta las expectativas de ambos protagonistas de esta historia.
Una comunicación permanente, asertiva y transparente es la clave para entender cuáles son las motivaciones tanto de un jefe como del colaborador. Ello permitirá que ambos actores generen un objetivo común y no personal.
Alejandra Osorio, directora de Training and Consulting de Adecco Perú, indica que es fundamental aclarar las expectativas de ambos, para empezar a construir una buena relación.
“No significa que el jefe y colaborador deben ser iguales, ni tener los mismos conocimientos o motivaciones; implica que ambos están de acuerdo con lo que uno espera del otro. Las situaciones de “lucha” por tener la razón impiden que se tomen buenas decisiones”, señala Osorio.
Preguntas
Asimismo, la experta invita a que, tanto el jefe como el colaborador, se hagan ciertas preguntas que deben ser resueltas antes de que inicie la relación laboral.
Por un lado, el colaborador plantearse las siguientes interrogantes: ¿Qué esperan el jefe y la empresa de él? ¿Cuáles es la visión del área y del negocio? ¿Cuáles son los objetivos de la posición que ocupa? ¿Cómo la organización espera que cumpla esas metas?
El jefe, por su lado, debe procurar hacerse y absolver otra serie de preguntas. Algunas son: ¿Qué es lo que espera el colaborador de él? ¿Cuáles son las principales motivaciones del colaborador? ¿Qué es lo que más valora el colaborador de en un ambiente laboral?
Lograr responder esta clase de interrogantes hará que el colaborador se considere una pieza importante en el desarrollo de las actividades diarias de la organización.
Retroalimentación
Como parte de estas acciones, también es importante considerar una retroalimentación basadas en críticas constructivas.
Este feedback permitirá que ambos actores mejoren su desempeño y relación laboral. Eso sí, esta práctica no debe ser una reunión formal, sino algo eventual, como parte de la interacción diaria entre el jefe y el colaborador, donde, además, se revise el cumplimiento de los objetivos planteados para el año y la definición de acciones futuras para poder alcanzar las metas.
Finalmente, la generación de nuevas propuestas por parte de los colaboradores también es vital para fortalecer la relación con sus superiores.
“Las iniciativas que desarrollen los colaboradores deben responder a la estrategia del área y del negocio. Estas propuestas requieren estar en sintonía con los objetivos planteados por el jefe directo y deben ser atractivas en su tiempo de ejecución”, recomendó.
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