Pasar al contenido principal

ES / EN

Cómo y por qué hacer kayak junto a la lava en Hawái
Viernes, Noviembre 2, 2018 - 10:00

El Parque Nacional de los Volcanes de Hawái acerca a los turistas a cráteres, magma y túneles con ríos de lava.

Pareciera una locura adentrarse en el calor intenso que produce un volcán y, más loco aún, caminar sobre la lava ardiente. Pero, aunque nos parezca una escena salida de las grandes producciones de Hollywood, la realidad es que, en los últimos años, más de 2,6 millones de turistas se han adentrado en el Parque Nacional de los Volcanes de Hawái, ubicado en la Isla Grande, en Estados Unidos, que se creó en 1916 alrededor de los volcanes más activos del mundo: Kilauea, que ha estado en constante erupción desde el año 1983, y Mauna Loa.

El parque está rodeado por diversos entornos que van desde las aguas del mar hasta el nacimiento de las Islas Hawaianas, en donde se pueden ver los dramáticos paisajes volcánicos. Más de la mitad del lugar está designado a la tierra salvaje, con colores verde intenso, y provee oportunidades para realizar caminatas e incluso acampar. Los Volcanes de Hawái han sido declarados Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad. Visitarlos es un privilegio que no se puede perder.

Entre los colores del mar, el azul del cielo y ese naranja intenso de los volcanes han sido la inspiración para innumerables científicos que se han encargado de recopilar la mayor información acerca de los volcanes para que los visitantes, entre la aventura y la adrenalina adquirieran conocimientos de estos gigantes de la naturaleza, que aún guardan demasiados secretos en su interior, pero que en el Museo Jaggar se puede entender un poco más de sus orígenes, las tierras que habitan y la fuerza poderosa que los mantiene. Pues los volcanes son la prueba de que el planeta no ha terminado de formarse y mientras eso ocurre, a su paso, crea caminos con lava caliente que muestran un paisaje inhóspito y majestuoso.

Recorrer el Parque es una aventura que se puede realizar en uno o varios días, dependiendo del tiempo del turista. Por lo general, quienes lo visitan alquilan un vehículo para explorarlo. La primera parada se realiza en el Cráter Rim Drive, en el que se puede observar la cumbre del volcán Kilauea. Este sendero es espectacular y demarca los pasos que llevan a la cumbre. Pero como antesala se pasa por el desierto y la selva tropical frondosa. Luego, la ruta cruza la base de la caldera y te lleva a miradores majestuosos.

Desde allí se puede ver cómo cae la tarde con destellos de colores lila y rojizos. En el recorrido también se puede encontrar una gran cantidad de senderos cortos para caminatas, que permiten sentir el olor, calor y fuerza del volcán. Estos trayectos pueden alcanzar 18 kilómetros. Algunos lugares del parque suelen cerrarse por la actividad volcánica, y por lo general se sabe con varias semanas de anterioridad. En el parque, además de caminatas, se puede realizar kayak sobre la lava. Es una actividad que se realiza en la compañía de profesionales.

Para los amantes del agua y quienes siempre están remando se van a encontrar con un lugar rocoso que siempre está llorando. Esas lágrimas son color naranja mientras se pierden en el humo que sale de su interior. Kayak sobre lava pareciera una actividad imposible, pero quienes exploran el lugar encuentran momentos muy intensos en los que la adrenalina está a flor de piel. En el parque hay innumerables lugares y actividades que se deben conocer. Estos son dos recomendados:

Museo Thomas A. Jaggar

El museo cuenta con sismógrafos que miden la actividad sísmica en tiempo real y una vista de una fisura humeante del cráter Halema’uma’u, desde el mirador. En la mitología hawaiana, se dice que este cráter es el hogar de Pele, la diosa del volcán.

Kilauea Iki Overlook

Allí se puede detener a ver el enorme cráter Kilauea Iki, formado por una erupción en 1959. Tiene una profundidad de 120 metros hasta el fondo y el suelo del cráter todavía se siente tibio al tacto. Si el tiempo lo permite, puede hacer un recorrido a pie, de 6,5 kilómetros, alrededor del Kilauea Iki.

Autores

El Espectador