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Compacto e inteligente: El nuevo Clase A de Mercedes-Benz
Lunes, Enero 7, 2019 - 13:00

El modelo es el primero de la casa de la estrella con inteligencia artificial y ofrece una muestra de lo que es el futuro de la movilidad.

Lanzado en octubre pasado, el  renovado Clase A de Mercedes-Benz es, sin lugar a duda, uno de los autos más interesantes del segmento de lujo a escala mundial. Luego de probarlo durante una semana, es preciso decir que, sin comprometer su esencia juvenil, la cuarta generación del compacto alemán maduró en diseño, desempeño y, sobre todo, tecnología, convirtiéndose en un vehículo espacioso, divertido de manejar, lujoso y en general mucho más cercano a la categoría de sus hermanos mayores.  

De adentro para afuera, es notable la transformación de los acabados: las molduras con efecto fibra de carbono, los paneles en negro piano y la tapicería de cuero le suman elegancia; mientras que las salidas de aire, inspiradas en turbinas aéreas; el mando táctil que separa al piloto de su acompañante; el volante deportivo equipado con levas, palanca de cambios, dos pequeños controles táctiles adicionales, el control de crucero y la doble pantalla flotante, que fluye como una sola, agregan el toque futurista.

Esta última, con cuatro modos de visualización y varias opciones de personalización, funciona como interfaz para uno de los aciertos más interesantes de la nueva generación: el sistema multimedia Mercedes-Benz User Experience (MBUX). Estrenado con el auto, va más allá de la típica herramienta de infoentretenimiento, con mapas (que, por cierto, trabajan de maravilla en el país), música, conexión a internet y demás opciones ya usuales en los vehículos modernos.

Es una inteligencia artificial capaz de comunicarse por voz con el conductor mediante el comando “Hey Mercedes”, y que facilita con fluidez varias funciones como activar la ventilación, cerrar la persiana del sunroof, elegir un destino en el mapa e incluso conocer el estado del clima o el nivel de autonomía con que cuenta el auto sin separar las manos del volante. El sistema aprende y se adapta a la forma de manejo del conductor, monitoreando aspectos como la aceleración, la uniformidad en la conducción y el aprovechamiento de los momentos de inercia para optimizar el consumo de combustible.

Esto, por supuesto, también depende del motor. Los ingenieros de Stuttgart sustituyeron el motor de 1,6 litros y 154 caballos por un turbocargado de cuatro cilindros y 1,3 litros, capaz de producir 161 caballos de potencia y alcanzar los 100 km/h en ocho segundos gracias a su sistema de desconexión selectiva de cilindros y a la culata de forma triangular, todo conectado a una precisa caja automática de siete velocidades con doble embrague.

Además, todo el sistema, junto con la dirección de cremallera electromecánica, que le otorga una maniobrabilidad impresionante, la suspensión McPherson en el eje delantero y de brazos combinados en el trasero, pueden ser graduados a gusto con el Dynamic Select, con el cual se puede elegir entre cuatro modos de manejo (Sport, Eco, Confort e Individual), que modifican de manera palpable el desempeño del auto. Así, el Clase A es capaz de ser un brioso jugador en las pistas o un cómodo auto de ciudad con solo un clic.

De esta forma el consumo oscila entre siete y 13 km/l dependiendo del modo en que se use, manteniéndose en un promedio de 8,4 km/l durante los 265 km recorridos con poco más de medio tanque en la prueba de manejo.

En materia de seguridad trae siete airbags, controles de estabilidad y tracción, alerta de cansancio y función Hold de ayuda para arrancar en pendientes, cámara de reversa y sensores de proximidad en todos los frentes. No obstante, nada de esto llama tanto la atención como el asistente de frenado activo con funciones ampliadas, pues calcula y prepara la fuerza de frenado necesaria para evitar un impacto si se llega a dar dicha situación.

Finalmente hay que hablar del diseño exterior, que llega con varios cambios por cuenta del aumento en dimensiones del Clase A: ahora es más largo, más ancho y más alto. Con esto, las líneas que le dan forma a la carrocería son menos arqueadas y más sutiles. Esta nueva forma soluciona el problema de ingreso a las plazas traseras que tenía la tercera generación. Además, los faros LED con tiras de iluminación diurna y sensores de encendido toman una figura más afilada y angulosa, con lo que le otorgan al auto ese carácter deportivo que siempre lo ha caracterizado.

 

Autores

El Espectador