El descubrimiento podría conducir potencialmente al desarrollo de biomarcadores y terapias dirigidas en ambos casos.
SINC. Científicos del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) y de la Universidad de Barcelona (UB), con George Thomas y Sara Kozma a la cabeza, publican esta semana en la revista Nature un artículo sobre el rol de la quinasa S6K1 en el cambio de función de la enzima glutamil-prolil-tRNA sintetasa (EPRS).
Así, dicha enzima pasaría de inhibidora de la traducción a transportadora de ácidos grasos. El estudio se llevó a cabo en colaboración con expertos de la Cleveland Clinic y la Universidad de Illinois, y podría conducir potencialmente al desarrollo de biomarcadores y terapias dirigidas contra la obesidad y el envejecimiento.
Estudios anteriores de Thomas, jefe del grupo de investigación en Metabolismo y el Cáncer, y Kozma ya habían demostrado que S6K1 desempeña un papel crítico en la expansión de los tejidos grasos mediante la regulación transcripcional de la diferenciación de las células madre mesenquimales (MSC) en adipocitos (células de grasa).
“Mientras tanto”, cuenta Thomas, "el investigador Paul Fox se puso en contacto con nosotros proponiendo una posible conexión entre S6K1 y la enzima EPRS. Juntos descubrimos que la fosforilación de S6K1 es necesaria para liberar EPRS de su papel habitual en la síntesis de proteínas y formar el complejo inhibidor de la traducción de interferón ɣ (GAIT), que bloquea la traducción de genes regulados por el interferón".
Doble papel de S6K1
Paralelamente, los autores observaron que EPRS media la localización de la proteína de transporte de ácidos grasos 1 (FATP1) a la membrana, estimulando la captación de ácidos grasos de cadena larga.
"Esto confirmó el doble papel de S6K1 en su contribución a la adiposidad y el envejecimiento. De hecho, los ratones con EPRS sin fosforilar presentan las mismas características físicas (fenotipo) que los ratones deficientes en S6K1: peso corporal bajo, masa de tejido adiposo reducida y aumento de la esperanza de vida. Estos resultados refuerzan el concepto de que S6K1 puede servir como biomarcador de la obesidad o como diana de fármacos contra la obesidad", añade Kozma.
Kozma colabora actualmente con el grupo de investigación CIBERobn en Girona para obtener muestras de tejido graso humano para validar estos resultados en seres humanos y desarrollar nuevos biomarcadores de expansión del tejido adiposo.