La Universidad y Centro de Investigación Wageningen, en los Países Bajos, acaba de ser coronada como la más verde de la tierra. ¿Cuál es su secreto?
Para los estudiantes e investigadores de la Universidad y Centro de Investigación Wageningen es normal ver pasear por el campus a un hombre con una trusa verde limón que cubre hasta su rostro, unas gafas de sol y una pantaloneta blanca. El “Hombre Verde” hace parte de su cultura institucional.
El personaje, que les habla a extraños y visitantes frecuentes por igual, es un personaje que la universidad creó para concientizar sobre la necesidad de ser ambientalmente sostenibles. Pero él es sólo una pequeña pieza del enorme engranaje de sostenibilidad que acaba de merecerle a este centro educativo el título de la universidad más verde del mundo.
El premio World University Green Metric es, desde 2010, el ranquin más importante a la hora de evaluar la sostenibilidad de las universidades y centros de investigación alrededor del mundo. Si bien en 2016 Wageningen quedó por primera vez en el top 3, sólo superada por la Universidad de California Davis y la Universidad de Nottingham, este año se acomodó en el primer puesto.
Para decidir las posiciones de las instituciones educativas en la tabla, los evaluadores tienen en cuenta aspectos claves como la sostenibilidad de los materiales de infraestructura y escenarios físicos, el uso eficiente de la energía (reducción de emisiones de CO2), manejo de residuos, uso eficiente del agua, transporte y nivel de compromiso de sus currículos educativos con el tema de la sostenibilidad.
En cuanto a la sostenibilidad de la infraestructura, Wageningen señala que sus edificios son geotérmicos, lo cual quiere decir que están construidos para que su temperatura se mantenga estable, ahorrando el consumo de energía en verano e invierno.
Respecto a su uso de energía, la universidad creó en 2013 un plan integral para reducir su consumo energético y volverlo completamente neutro para el año 2030. Entre 2010 y 2016 ha logrado reducir sus emisiones de CO2 en un 46%, utilizando energía proveniente de 26 molinos de viento en los campos de Lelystad.
Por si fuera poco, la institución compensó el 80% de sus gases de efecto invernadero en el año 2016, no sólo con el uso eficiente de la energía, sino con iniciativas como servir menús vegetarianos en sus cocinas una vez a la semana o desarrollar materiales ultrafríos para conservar mejor las muestras en los laboratorios, lo que significa un ahorro de hasta 200.000 kilovatios/hora de energía al año.
Pero, además, el campus tiene un sistema de aprovechamiento de la biomasa sobrante de los alimentos y productos orgánicos que se consumen y un estricto sistema de reciclaje.
Finalmente, la universidad Wageningen tiene completamente integrada la sostenibilidad en sus currículos y en la vida universitaria. Existe una Oficina Verde liderada por estudiantes, quienes cada año, desde 2015, realizan una semana para “pensar seriamente sobre la sostenibilidad”. Además, la institución mide sus emisiones de gases y cada cinco años actualiza su plan de acción para lograr las metas que se trazó para el año 2030.