Estos jóvenes detallan las experiencias y logros que han alcanzado. Relatos que tiene un común denominador: el ejercicio de un liderazgo que quiere transformar.
Colores que transforma vidas
Manuela Valencia es diseñadora gráfica. Su iniciativa se llama Reparqueando y con ella resignifica el patrimonio público a través de la participación comunitaria y el diseño colaborativo. Desde hace un año ha realizado diferentes intervenciones en la ciudad de Manizales y en la Costa, pintando las casas de las personas.
A través del color quiere generar comunidades más tolerantes e inclusivas. “Todo se dio por la necesidad de recuperar el espacio público y de que los ciudadanos se apropien de lo que les pertenece”, señala la emprendedora.
Manuela Valencia trabaja con su socia, Alejandra Marín. Siempre se han inclinado por los temas sociales y con Reparqueando han descubierto un proyecto integral que va más allá de pintar en grupo. Es una iniciativa que une comunidades, las lleva a encontrar soluciones y buscar recursos para avanzar. Ahora están ejecutando un nuevo proyecto que se llama Nacederos con los Líderes.
La idea es pintar un barrio que queda justo al lado del aeropuerto y recibe a los turistas de la ciudad, pero es un barrio olvidado y gris. Están buscando voluntarios de toda la ciudad para llenarlo de color y transformar su cara. “Estas intervenciones son la oportunidad de escribir nuevas historias. De transformar a partir del liderazgo colectivo y social. Un liderazgo que es consciente de su responsabilidad y se fundamenta en valores”, puntualiza.
Siempre se debe tener un reto
María Camila Roncería es administradora de negocios internacionales. Lidera el proyecto Mi Reto por La Guajira, que nació hace un año, después de reflexionar y analizar las diferentes problemáticas que hay en Colombia. Una de las que más le tocaron el corazón y la hicieron involucrarse en lo social fue la muerte de varios niños en La Guajira registradas por los medios de comunicación.
Para contribuir a solucionar la falta de agua en La Guajira, desarrolló una aplicación que lleva la cuenta de los kilómetros recorridos por los ciclistas, que al final de la ruta se canjean por litros de agua. Con el fin de suplir la necesidad en varias rancherías, realizaron una rodada que completó 10.000 litros que se distribuyeron gratis en la región.
Hasta el momento han donado 60.000 litros de agua y además de llevar este preciado líquido acompañan a las comunidades para hacer mejoras en sus hogares. Es un trabajo en equipo que busca el bienestar de todos y gracias a esas labores, después de identificar sus habilidades, crearon Tálata, una marca de ropa y accesorios que están diseñados por las artesanas de la comunidad Malacalí para exaltar su cultura y darla a conocer al mundo.
“Mi objetivo es que ellos salgan de la pobreza y puedan transformar su realidad”, destaca María Camila Roncería, mientras rememora una experiencia de voluntariado con Naciones Unidas en Bulgaria, donde se relacionó con otros líderes sociales y reafirmó su convicción de servir a la comunidad a través de un liderazgo colectivo. Reconoce que emprender en Colombia es algo complejo, más si se trata de emprendimientos sociales, pero su pasión, disciplina y convicción son suficientes para seguir en esta aventura.
Los retos son muchos. “Quiero inspirar a muchas personas. Identificar sus talentos y ponerlos al servicio de la sociedad. Mi objetivo es hacer transformaciones que trasciendan en el tiempo y para esto invito a todas las personas a que actúen desde sus lugares de trabajo y sus casas. Tenemos la responsabilidad de diseñar un mejor país y seguramente entre todos lo podemos lograr”, señala.
Jóvenes empoderados
Diego García es profesional en gobierno y relaciones internacionales de la Universidad Externado de Colombia. Desde muy joven ha trabajado en proyectos sociales que buscan desarrollar la comunidad y cuidar la riqueza natural y cultural que tiene el departamento de Casanare.
Desde el año pasado, está ejecutando con su equipo de trabajo un proyecto que se llama Agentes de Cambio por Casanare, que consiste en empoderar a los jóvenes del departamento, en los sectores público y privado, para que se involucren con temas ambientales y políticos. Pues más allá de quedarse en la crítica, se trata de proponer soluciones a las problemáticas existentes.
Uno de los logros de esta iniciativa fue realizar el Primer Foro Jóvenes Agentes de Cambio de Casanare, al que asistieron más de 400 jóvenes. El resultado fue la articulación de un grupo para trabajar en tres líneas: trabajo social, pensamiento crítico y emprendimiento. “La idea es volvernos una incubadora. Descubrir muchos talentos y acompañarlos para ejecutar sus ideas y buscar financiación”, destaca Diego García.
El año pasado también crearon una campaña llamada Libros para el Campo, Libros para mi Vereda, el objetivo es demostrar que a través de la educación se puede transformar la sociedad. “Es la mejor herramienta que podemos darle a una persona. Es llevar un mensaje esperanzador que contagie a la sociedad. Salir adelante y dejar atrás ese episodio de la violencia que tanto nos ha marcado y dejar claro que no necesitamos cargo para liderar, sólo convicción y las ganas de salir adelante”.
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