Ramón Campayo, plusmarquista mundial de memorización, aprendió alemán en el avión camino a Múnich. Tras hacerlo, diseñó un método rápido de aprendizaje de idiomas, ahora adaptado al alemán para hispanohablantes.
Cuando Pep Guardiola se estrenó como entrenador del Bayern Múnich, sorprendió en Alemania lo rápido que había aprendido el idioma. Durante siete meses, una profesora particular (que además era hincha del Dortmund) le acompañó cuatro horas al día, para que al final pudiera hacer su presentación en alemán. Pero hay un español que viajó a la capital de Baviera y aprendió el idioma en las dos horas que duraba el vuelo. No se extrañen. Él viajaba a Múnich para participar en su primer Campeonato del Mundo de Memorización, en 2003, donde, además de quedar primero, batió varios récords mundiales de memoria rápida.
- ¿Es cierto que aprendió alemán en las dos horas que duraba su vuelo a Múnich?
En realidad, fueron una hora y cuarenta minutos. Hasta ese momento siempre había dado mis conferencias en inglés, así que pensé que podía hacerlo en alemán. Tengo una técnica avanzada para aprendizaje de idiomas y memorización de vocabulario. Y lo que hice realmente fue ponerla en práctica en el avión. Pude dar la charla y comunicarme en alemán con la gente, sí.
- El verano estuvo en Múnich de vacaciones, ¿se acordaba todavía del idioma?
Pues sí. Realmente mi técnica es la mejor del mundo para aprender un idioma porque el secreto es cómo memorizar el vocabulario y luego trabajar al principio con frases muy sencillas. Así dura mucho tiempo en la memoria. En alemán, por ejemplo lo tenía sencillo ya que hablando a todo el mundo de usted (usando el 'Sie') o hablando en primera persona del plural ('wir') no hay que preocuparse por conjugar verbos. Eso simplifica mucho.
- Aparte de estos trucos, ¿su método consiste entonces en empezar por aprenderse el diccionario?
Sí, pero no todo el diccionario, sino obviamente sólo las palabras más importantes. Estamos hablando de alrededor de unas mil palabras. El secreto es saber memorizarlas de una forma fácil, rápida y efectiva. No mediante la repetición, sino a través de asociaciones de imágenes que llamen poderosamente la atención de nuestro subconsciente.
- ¿Podría explicar en qué consiste la técnica de memorización a través de imágenes?
La mente realmente lo que procesa son imágenes. Si alguien te enseña una manzana, sabes que es una manzana porque ya la has visto antes. Si te enseñan una cosa amorfa que nunca has visto, tratamos de comparar esa imagen con otras que ya tenemos archivadas y, como no coincide con ninguna, decimos que no sabemos qué es. Cuando estamos memorizando, realmente nos preocupamos por ver imágenes, darles acción, y relacionarlas para que sean atractivas para nuestro subconsciente −donde está la memoria−, y que esta parte de nuestra mente elija retener con fuerza esa información.
- ¿Puede poner un ejemplo?
Un ejemplo en alemán: el verbo 'separar' se dice 'trennen'. Yo 'separar' sé lo que es, me puedo imaginar a alguien con los brazos separando algo. Pero para un hispanohablante, 'trennen' no significa nada, es un borrón… tengo que convertir ese borrón en una imagen. Y para alguien que habla español, una buena imagen sería un tren, ver trenes… porque la palabra se parece mucho a 'trennen'. Y, entonces, si visualizas a una persona muy fuerte que está estirando sus brazos y separando con ellos dos trenes, cuando piense en 'separar' en alemán, enseguida me vendrá a la cabeza la palabra 'trennen'.
- ¿Cuál es el origen de estas técnicas de memorización?
Bueno, se sabe que los romanos hace miles de años usaban técnicas similares, aunque un poco básicas. En la historia ha habido muchos memorizadores que han ido desarrollando sus técnicas, todas bastante parecidas. Mi método es distinto en la parte de entrenar esas capacidades. Digamos que aprender la técnica es algo más común, pero por otro lado está cómo entrenarla. Yo me preocupo de hacerlo todo después con gran velocidad y de estudiar los mecanismos. He ensayado mucho con encefalografías y se puede ver cómo mientras estás entrenando a alta velocidad el voltaje del cerebro se dispara, la sinapsis entre las neuronas se produce con mayor velocidad… Entonces, de este modo, estamos convirtiendo nuestras células cerebrales en músculos más potentes.
- Además del vocabulario, después vendría la gramática alemana, que también es muy complicada.
Sí, correcto. Eso vendría después. Una vez que tenemos vocabulario, hay que empezar a hablar con velocidad en frases cortas, para que todo ese vocabulario vaya desfilando de forma ágil. Solamente cuando somos capaces de hablar, en el caso alemán, utilizando el nominativo y, como mucho, el acusativo en frases sencillas, y hacerlo con velocidad, es cuando el cuerpo te pide más. Ya no tenemos frenos. Ya nos defendemos en alemán sin problema. Entonces es cuando empezamos a entrar en gramática… pero nos lo pide el cuerpo.
- Entonces empezaríamos hablando con incorrecciones, como Tarzán y Chita, y luego lo vamos puliendo.
No, no es como Tarzán. En absoluto. Hacemos como en el inglés, un idioma en el que no se conjuga. El inglés dice "yo comer" ('I eat'), y eso es inglés perfecto. Si en alemán decimos "nosotros comprar" ('wir kaufen'), es alemán perfecto. Nadie me puede decir que es hablar como Tarzán y Chita.
- Usted tiene un 194 de coeficiente intelectual. ¿Juzga a la gente por su inteligencia?
No, obviamente no. Las personas, todas, somos muy complejas, cada uno tiene sus capacidades… Y las capacidades mentales se pueden desarrollar en mayor o menor medida. Y lo más importante es el equilibrio, el sentirse a gusto con uno mismo. Tratar de superarse también está bien. Pero obviamente el cociente intelectual refleja sólo una de las muchas capacidades que tenemos. Hay otras que son tan o más importantes, como la propia memoria o la imaginación. Y otras capacidades que se desarrollan: la confianza en uno mismo, la autoestima, etcétera. El ser humano es muy complejo.
- ¿No hay que sentirse frustrado por llevar dos años estudiando alemán y no ser capaz de hablarlo correctamente?
No, obviamente es cuestión de técnica. Tengo mi libro publicado, 'Aprende alemán en 7 días', donde la explico. Es cuestión de técnica. Y cualquiera puede aplicarla.
- Es de suponer que habrá gente con capacidades similares a las suyas que estén haciendo mucho dinero en la bolsa o en los mercados de futuros gracias a estas habilidades. ¿Ha tenido alguna vez la tentación de dedicarse a este tipo de sectores en los que, con sus capacidades, podría hacer mucho dinero?
Pues no. Realmente es una cosa que no me gusta. Creo que hay demasiada manipulación en esos sectores. Lo que hago es mucho más bonito y lo hago porque a mí me gusta. Viajar, dar conferencias, hacer cursos, entrenar a la gente, escribir libros… Me da mucha más libertad y creo que es más gratificante que eso. Entonces me centro en lo que a mí me gusta y digamos que mi talento, que es el que yo he desarrollado, es para ayudar a otras personas a que sean mejores. De hecho, en los últimos campeonatos de memoria rápida, los quince primeros del mundo fueron alumnos de mi escuela.
- Y, aparte de las de memorización, ¿qué otras técnicas ofrece?
Si quiero memorizar una gran cantidad de información, lo primero que hay que hacer es leer rápido. Aunque no es suficiente: si lees rápido pero no te enteras, tampoco hacemos nada. También hay que desarrollar la capacidad de procesamiento mental. Luego lees y entiendes muy rápidamente, pero descubres que a los pocos segundos no te acuerdas de nada. También hay que entrenar la retentiva, que va a hacer que esa información ya memorizada pueda durar mucho tiempo en nuestro subconsciente bajo nuestro control. Digamos que eso, unido a la capacidad de concentración y a la confianza en uno mismo hace que se consigan resultados que se hacen patentes también en la vida diaria.
- Antes de desarrollar sus técnicas de memorización, de lectura rápida… ¿tenía usted unas capacidades fuera de lo normal o las ha ido entrenando?
Bueno, la verdad es que de pequeñito iba bien. Tenía capacidad, era rápido, pillaba las cosas con bastante facilidad, me gustaban mucho las matemáticas, sacaba muy buenas notas sin esforzarme. Tenía esa ventaja, quizás. De todas formas, lo importante es la técnica y el entrenamiento posterior.
El diario alemán Die Zeit publicó hace un par de semanas una entrevista con una señora que recordaba absolutamente todos los días de su vida. Ella no había encontrado utilidad alguna a su capacidad.
Yo en primer lugar no me creo nada de esa persona. En absoluto. En nuestro mundo siempre se dicen cosas y se exagera. Es como si yo digo que soy más rápido que Usain Bolt [el corredor plusmarquista mundial de velocidad]. Si no voy a un campeonato y lo demuestro ganándole, son sólo palabras. Yo no me lo creo, realmente. Es muy fácil engañar a médicos y a especialistas en este tema. Extremadamente sencillo.
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