Las personalidades financieras son aquellas características particulares que nos indican las reacciones que una persona tiene frente al manejo de sus finanzas.
Los comportamientos financieros de las personas pueden agruparse en estos cuatro tipos de personalidades. Analícelos y concluya cuál es su estilo cuando de administrar el dinero se trata:
1. El temeroso: Esta personalidad financiera es característica de aquellos que se preocupan excesivamente por su seguridad económica y la de su familia. Su mayor temor es perder el control y sienten pánico por la escasez, así que evitan incurrir en gastos “extra” que califican como innecesarios. No tienen deudas, su prioridad es el ahorro y nunca han considerado tener una tarjeta de crédito ni acceder a préstamos para educación o vivienda.
Para quienes se identifican con este tipo de personalidad, les recomiendo establecer metas y objetivos puntuales ya que de nada sirve acumular y acumular dinero sin tener un horizonte claro. Si bien el ahorro es indispensable para las finanzas de cualquier individuo, hay que disfrutar del dinero mediante un gasto responsable e inteligente.
2. El Analítico: Quienes se caracterizan por cuidar de los detalles, planificar y tener un agudo sentido de responsabilidad. Estas personas sienten más temor que avaricia y por lo tanto no dan prioridad al consumo y las compras. Si bien analizar y controlar los gastos es importante para nuestra estabilidad financiera, extremar esta premisa puede llevarnos a la indecisión debido al temor e inseguridad que nos produce pasar por alto algún detalle que podría perjudicar nuestro bolsillo.
Este tipo de personas por lo general evitan a toda costa los riesgos y prefieren, por el contrario, las inversiones seguras y tradicionales.
Mi recomendación para ellos es que sean menos controladores, más seguros en sus decisiones y decididos al momento de comprar, vender o invertir ya que pueden perder excelentes oportunidades por temor a tomar riesgos y equivocarse.
3. El derrochador: Estos personajes son los anfitriones de cada festejo; disfrutan gastando y esta es la razón por la cual siempre son quienes invitan, pagan cuanta actividad realicen con sus amigos y al final del mes nunca tienen dinero. Por lo general dentro de su billetera tienen al menos dos tarjetas de crédito y su “amplitud” con los demás les impide controlar sus gastos por lo que terminan acumulando deudas. Son amantes de los productos exclusivos y costosos y nunca se intimidan por los precios porque ellos recurren a cuanto crédito encuentran. No llevan cuentas ni son conscientes de la relación entre sus ingresos y sus egresos.
Para esta personalidad financiera, aconsejo empezar a tener conciencia sobre el uso de las tarjetas de crédito; una buena táctica es no llevar las tarjetas de crédito o solamente llevar una y dejar las otras en casa cuando se va a ir de compras. Al momento de realizar una compra evaluar si esta es necesaria y si se justifica el incurrir en pago de intereses por su adquisición.
4. El impulsivo: Son precipitados en sus acciones y por lo general recurren al gasto cuando la frustración y la depresión los invaden. La ansiedad los lleva muchas veces a tomar decisiones más emotivas y menos racionales y suelen gastar elevadas sumas de dinero gracias a que siempre tienen consigo sus tarjetas de crédito. Suelen justificar sus gastos con frases como “me lo merezco” “para eso trabajo” “es un gustico” pero al final de cada mes viven quejándose de lo precarios que son sus ingresos.
Lo más favorable para este tipo de personas es realizar deducciones automáticas con fines de ahorro para evitar que todo el dinero recibido por ingresos sea destinado al consumo. Igualmente es recomendable tener una cuenta de ahorros destinada únicamente a este fin y no mezclarla con el dinero que se va a utilizar mes a mes para cubrir los gastos estipulados dentro del presupuesto.