La española Solarpack busca aprovechar el potencial del desierto de Atacama en Chile, donde levantará el proyecto Calama Solar I, que demandará una inversión de US$40 millones.
Que en Chile se haya presentado el primer Estudio de Impacto Ambiental en Latinoamérica para desarrollar una planta generadora solar, no es una casualidad. En el mundo existen tres zonas ideales para este tipo de proyectos: el desierto de Atacama, el de Mojave y el Sahara. Y en el páramo chileno es donde existe la mayor radiación solar del mundo, y el que está más cerca de un gran punto importante de consumo: las mineras locales.
Y la española Solarpack quiere sacarle provecho a esta demanda. La firma, fundada en 2005, está presente en Chile desde mediados de 2008. Desde esa época ha venido trabajando en desarrollar el proyecto Calama Solar 1. “Esta planta tendrá una capacidad instalada de 10 MW y demandará una inversión de US$40 millones”, dice Jon Segovia, socio director de la filial chilena.
La iniciativa se sustenta en el expertise de Solarpack: en el país ibérico es una de las 10 compañías más importantes del sector, con más de cinco proyectos, los que han demandado unos US$200 millones. Para muchos esta tecnología puede ser considerada como reciente sin embargo, ya tiene sus años, en los cuales se ha logrado instalar unos 7.000 MW en todo el mundo.
Esto gracias a que en el negocio existen dos puntos críticos: el precio de los módulos y el precio de la financiación. En ambos casos, los costos se han reducido en los últimos dos años a la mitad, favoreciendo la proliferación de este tipo de proyectos. “Hasta la fecha, todos son subsidiados. Pero estamos muy cerca de que aquello ya no sea necesario”, dice Segovia. Y el primero podría ser el que pretenden levantar en el mercado local, el que estaría operando a fines de 2010.
Una quimera realista, que cuenta con un potencial importante. Según Segovia si en el desierto nortino se llenara con paneles solares un espacio equivalente a 12 km2, se podría generar la energía que actualmente consume el país: 12.000 MW. Pero, claro, el ejecutivo se toma las cosas con calma. La compañía española está estudiando desarrollar al menos otros cinco proyectos entre la I y IV Región, cuyas dimensiones serían similares a la de Calama Solar 1.
La base de esta nueva realidad son las ventajas de la energía solar. De todas las ERNC, ésta es lejos la que mayor aceptación posee por parte de la población. Y, además de ser una energía renovable y limpia, se genera en base a un precio fijo que en promedio perdura cerca de 25 años. “Es una energía muy predecible, gracias al desarrollo tecnológico que ha experimentado la meteorología”, dice el ejecutivo.
Éstos son factores que han llevado a que las naciones desarrolladas apuesten con fuerza por este tipo de energías. De hecho, en España, las ERNC han llegado a suministrar un 50% de la energía requerida en un día por el país. Otro ejemplo es el de Estados Unidos, donde su presidente, Barack Obama, propuso crear 5.000 puestos verdes de trabajos. Algo en lo que cree la filial liderada por Segovia. No por nada también está mirando más allá de las fronteras chilenas. Actualmente están participando en una licitación para desarrollar una planta solar en Perú. “El proyecto tendría una capacidad de 80 MW y, de adjudicárnoslo, lo levantaríamos en el sur del vecino país”, dice.