Para evitar las consecuencias del sol, es indispensable protegerse del sol evitando exponerse a los rayos UV, aplicándose cremas con factor solar y usando anteojos, sombreros y mangas largas.
Con los años, diversos tipos de marcas aparecen en la piel por la constante exposición al sol, dejando en evidencia el daño que este provoca.
Incluso el bronceado no es más que una lesión en la epidermis, la que acelera el envejecimiento de este órgano. La razón está en que la radiación ultravioleta activa la producción de melanina, pigmento que da color a la piel.
Para evitar estas consecuencias, es indispensable protegerse del sol evitando exponerse a los rayos UV, aplicándose cremas con factor solar y usando anteojos, sombreros y mangas largas, entre otros.
Hay que considerar que los solárium también producen el mismo efecto. El Dr. Andrés Figueroa, dermatólogo de Clínica Universidad de los Andes, explica cuáles son algunas de las manchas que el sol produce en la piel y cómo tratarlas:
1. Melasmas
Son parches en tonos café que suelen aparecer en la frente, nariz, mejillas y pera. Se dan más al exponerse al sol, pero también son muy comunes durante el embarazo, por lo que pueden desaparecer cuando este termina.
Asimismo, son más habituales en pieles oscuras. Son bastante difíciles de tratar, tienen tendencia a reaparecer y, en su tratamiento, es básico el uso de fotoprotector
y algunas cremas despigmentantes, además se utilizan algunas técnicas de láser.
2. Léntigos
También conocidas como manchas de la edad, son planas y ovaladas, de tono café o gris.
Son habituales en pieles claras, se dan más desde los 50 años y la mayoría aparece en la cara, hombros, pecho y manos, que son las zonas más expuestas al sol. Por lo mismo, si alguna presenta un cambio en su forma, tamaño o color, hay que consultar.
Al igual que el melasma, se utilizan cremas despigmentantes y láser además de fotoprotección. También se ha utilizado crioterapia con nitrógeno líquido y electrocirugía, que es un método en que se usa electricidad para destruir una lesión.
3. Pecas
Estas marcas son más comunes en pieles claras y se dan más al exponerse al sol, por eso se notan más en verano. No tienen consecuencias para la salud, pero hay que estar atentos a alguna peca diferente, que cambie de color o tamaño, pique o sangre.
Generalmente no aparecen si se usa el fotoprotector en forma adecuada, cada tres horas.
4. Queratosis actínica
Al estar constantemente expuestos al sol, pueden aparecer estos parches de
tonos rojizos, café o color piel y que, además, tienen una textura similar a una costra.
Generalmente, en zonas de exposición solar crónica, como el cuero cabelludo en pacientes calvos, cuello y manos. Es importante tratarlos porque pueden convertirse en un tipo de cáncer de piel llamado carcinoma de celular escamosas.
También puede darse en los labios, sobre todo en el inferior, lo que se conoce como queilitis actínica. Se dan como parche escamoso, con sequedad, hinchazón y agrietamiento. Es esencial realizar una biopsia para certificar que se trate de una queratosis actínica y no de un carcinoma espinocelular.
Una vez precisado el diagnóstico, se utilizan diversos métodos para destruir
las lesiones que pueden ser premalignas, entre ellos, crioterapia, electrocirugía, cremas con principios específicos y láser, entre otras modalidades.
“Además, el daño solar produce una serie de alteraciones en la piel, entre ellas, manchas, arrugas finas y gruesas, adelgazamiento de la piel, comedones (puntos negros) localizados, flacidez e incluso la aparición de lesiones benignas (hiperplasias sebáceas, por ejemplo), premalignas (queratosis actínicas) e incluso malignas (carcinoma basocelular o espinocelular)”, concluye el Dr. Figueroa.