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Conozca por qué “Intensa-Mente” es una película tan atractiva
Domingo, Junio 28, 2015 - 11:43

La nueva producción de Pixar junto a Disney propone una mirada original a las relaciones de padres e hijos.

La productora Pixar —creada por Lucasfilm en los 70 e impulsada por Steve Jobs desde mediados de los 80— vuelve a sus raíces después de algunos años de extravío, presentando este trabajo basado en una sorprendente imaginería visual.

Entre otras cosas, el resultado reivindica al 3D como una tecnología válida cuando está puesta al servicio de los propósitos narrativos, en lugar de reducirse a ser el espectáculo en sí misma.

Pete Docter, codirector de Intensa-mente, apuntó que “siempre hay que buscar la experiencia humana real”, sintetizando así el concepto original mismo de la productora, responsable hace justo dos décadas de “Toy story” (1995), dirigida por el mismo Docter, el título que trazó un auténtico parte aguas en materia de películas infantiles.

Fue el mismo Docter quien, luego de algunas indecisiones provocadas por la asociación de Pixar con Disney, repotencia el hilo innovador de la productora de la lámpara saltarina con la película “Up” (2009), historia de un viejo malhumorado y un chico boy scout lanzados juntos a descubrir cuan maravilloso puede ser aventurarse a explorar lo desconocido e inimaginable.

El reto que se autoimpuso Docter ahora con “Intensa-mente”, en alianza con Ronaldo del Carmen, era ciertamente mayúsculo. Explica que se inspiró en los cambios emocionales de su hija adolescente. 

De hecho, el filme trata de adentrarse en las vacilaciones, los conflictos, los dolores de la pubertad, ese tenso momento existencial que confronta a los niños en trance de dejar de serlo con las primeras y crudas realidades de la vida adulta. De paso, la trama cuestiona ciertos mecanismos y conceptos anacrónicos pero persistentes en los métodos y procesos educativos.

Lo atractivo es que todo eso ahora es contado desde dentro del cerebro de Riley, la niña protagonista, cuando su familia resuelve abandonar su Minnesota natal y mudarse hacia San Francisco, decisión que la obliga, sin comprender los motivos, dejar atrás amigos, juegos y certidumbres para enfrentarse a un mundo desconocido y percibido como hostil. Es el desarraigo con todas las connotaciones del término.

Lo novedoso es que las oscilaciones emocionales de la chica no se muestran a través de las reacciones externas del personaje, sino mediante una inmersión - vía el “comando central” de su mente- en el choque de los sentimientos puestos en juego frente a cada situación.

Ira, Desagrado y Temor componen un equipo comandado por Alegría, en permanente forcejeo con Tristeza y con la melancolía que esta última dispara, muy a tono con una de las manifestaciones más propias de las dubitaciones adolescentes, subvirtiendo de paso uno de los cánones del cine infantil de acuerdo con el cual los pequeños jamás pueden ser infelices, estado este último que, por el contrario, caracterizaría a los adultos. 

Manos a la obra ante semejante escollo, Docter alterna propuestas visuales plausibles —el oscuro abismo del olvido, el tren del pensamiento, los sueños que semejan imágenes propias de la producción de un estudio—, con otras menos logradas como la representación de recuerdos y emociones —esferas de variados colores— que si bien no están al mismo nivel de las primeras, no varían el alto tono conceptual completo.

Se trata, sin duda, de una propuesta atractiva y poderosa. 

Autores

Claudio Pereda Madrid