Debido a esto las personas pueden perder mucho dinero.
Que arroje la primera piedra quien no ha sufrido por compras innecesarias, esas que se presentan de repente.
Cuántas veces te ha pasado que vas a pasear a un centro comercial, que por cierto es una de las peores prácticas que tenemos y que en definitiva dañan nuestras finanzas personales, y ves algo que no estaba en tus planes; no pensabas comprar, pero que al verlo crees que necesitas.
Y digo crees, porque al pasar de los días, incluso unas horas, te das cuenta que ya tenías un pantalón del mismo color, que no te gusta tanto, y que tal vez fue una mala decisión.
¿Cuántas prendas tienes en el ropero que todavía tienen la etiqueta, o esos pares de zapatos que nunca has utilizado porque no combinan con nada de lo que tienes en tu guardarropa? Aunque parece que no tiene conexión, la realidad es que por decisiones como ésta pierdes mucho dinero y ni cuenta te das, al menos no en el momento.
En algunas ocasiones es posible esquivar esta bomba atómica; yo, por ejemplo, no llevo las tarjetas, y así, aunque me muera por tener ese vestido, pues no tengo cómo pagarlo, así que mis ilusiones se quedan rotas, pero mi cartera permanece intacta.
Pero eso no quiere decir que nunca me haya pasado, la táctica de la tarjeta surgió justo para prevenir que me suceda cada que veo un aparador, es cuestión de reconocerte como comprador compulsivo, ese que casi todos llevamos dentro.
Justo pensando en esos gastos que hacemos y que al final no eran tan necesarios quiero compartirte algo que vi el otro día y me pareció una excelente idea.
En el sitio Querido Dinero se establecía que cuando tuvieras un arranque por hacer este tipo de gastos, los que son producto de un ataque de compras, los dejaras al final de mes.
Me pareció bueno porque una de las características que tienen estos gastos es que o llegas a tu casa y ya no te parece tan extraordinaria la compra, o comienzas a pensar que no debiste haber gastado en algo así si tienes otro gasto más importante y prioritario.
En resumen, acabas analizando las compras y definitivamente sí, el amor se enfría y piensas con la cabeza, no con el corazón, y puedes ver todos los contras de realizar este tipo de compras por impulso.
Habrá algunas que, pese al tiempo, decidas hacer, pero ya sabes lo que dicen, con la cabeza fría se piensa mejor, y yo agregaría, y tu cartera se siente mejor.