Pese a que el "descubierto" suele aducir que el intercambio no ha ido más allá de mensajes en redes sociales, la verdad es que la ciberinfidelidad tiene "el mismo impacto emocional que descubrir el hecho físico y tangible", dicen los especialistas.
¿Tu pareja no suelta el smartphone? ¿Mira embobada la pantalla? ¿Sufre crisis de angustia cuando se le pierde el aparatito, aunque sea unos minutos? ¿Suda cuando se le va la batería? Mmm...a preocuparse, porque puede estar frente a un caso de un (a) ciberinfiel.
Para la experta en relaciones Valeria Schapira, el punto de partida de estas experiencias amorosas 2.0 está claro: "Lo que suele seducir de estos contoneos en la red, además de la fantasía, es la proyección de un ideal en ese otro que está del otro lado de la pantalla, en contraposición con lo que se tiene en casa: una persona ya conocida –muy probablemente querida– pero que ya no ofrece la adrenalina que ese desconocido suele ofrecer", reflexiona en Match.com.
La manifestación de esta conducta infiel suele venir de la mano de otros problemas: la insatisfacción con la rutina, con la relación actual o alguna de sus facetas, el deseo de conocer a alguien nuevo y la puesta a prueba de la capacidad de seducir.
Entonces, ¿cuáles son algunas de las conductas habituales para pillar a un Don Juan 2.0?
- Pasan incontables horas frente a la computadora y suelen perder registro de lo que está ocurriendo a su alrededor. Mientras el resto de la familia duerme, ellos están frente a la máquina.
- Tiene cada vez menos comunicación con su entorno.
- Se sobresaltan al ser interrumpidos chateando o hablando.
- Suelen tener bloqueados con contraseña todos sus gadgets: celular, tablet, PC de escritorio.
- Borran hasta el menor registro de su actividad de cibernauta.
- Viven esclavos de su teléfono móvil y lo llevan consigo hasta al baño.
- Suelen adjudicar nombres de fantasía a sus ciberamantes.
Más real que la realidad
La realidad es que suelen ser contadas las ocasiones en que los ciberamantes dan el paso siguiente y tienen un encuentro real. Sólo se conforman con el intercambio erótico o sentimental en la web.
Así, suele ocurrir que el "descubierto" suele aducir que nada ha ocurrido, que el intercambio con ese otro hombre o esa otra mujer no ha ido más allá de un ir y venir de mensajes en redes sociales, whatsapp, chats, etcétera. "Pero esto no significa que la ciberinfidelidad sea menos "grave" o menos dolorosa que la otra", advierte Schapira. Los especialistas coinciden en que "descubrir a la propia pareja en estos escarceos virtuales suele tener el mismo impacto emocional que descubrir el hecho físico y tangible".
De hecho, lo cierto es que cada vez se conocen más casos de parejas que se rompen cuando uno de los integrantes de la misma descubre las incursiones cibereróticas del otro.